Bruselas sigue insistiendo en que el próximo Gobierno español tiene que modificar el presupuesto presentado por Rajoy para 2016. Este presupuesto es claramente fictíceo ya que no tiene en cuenta previsiones realistas sobre la economía española.
El problema que tiene Bruselas es que mientras no haya un nuevo Gobierno en España de momento se va ejecutando el que hay aprobado. Y la cosa no tiene mucha pinta de solucionarse pronto. Si hay nuevas elecciones también existe la posibilidad de que el escenario político siga muy fragmentado y los acuerdos tarden en llegar. ¿Qué pasaría si llegara septiembre y siguiéramos sin Gobierno?
El problema es claro para Bruselas pero también expermientaríamos algo que quieren muchos partidos: no recortar el gasto aún más justo cuando se empieza a crecer algo y se está generando empleo. El problema es que en cualquier momento el BCE puede dejar de financiar nuestra deuda barata y se acabó la fiesta. Recordemos que mientras tengamos déficit significa que gastamos más de lo que ingresamos y que si la financiación de dicho déficit es barata es porque el BCE lo quiere así, ni más ni menos.
Y desde luego Bruselas tiene otro problema: ningún Gobierno nuevo que entre va a querer recortar el gasto nada más entrar. Eso hizo que el PSOE se desplomara electoralmente a partir de 2010 y que el PP también se haya hundido en las últimas elecciones.
Imagen | M. Martin Vicente