Hace unos días Aurelio nos comentaba la llegada al mercado de Movistar Fusión, y ya avanzaba las críticas de la competencia a dicha oferta. Entendían Orange y Vodafone que no podían competir con la misma, yq ue esto podía desembocar en un nuevo monopolio. Solicitaban la intervención de la CMT ( o de la CNC, o de San Pancracio….). ¿Escuchará el supervisor estas quejas?, ¿encontrara algún resquicio legal para actuar? En el fondo no nos engañemos, el precio es lo de menos. Toda la legislación en materia de precios, competencia y demás persigue algo bien distinto de aquello que se recoge en sus exposiciones de motivos.
Invito a que le deis una vuelta a la profusa normativa española en estos temas, tanto del gobierno central como de las comunidades. También por supuesto a la regulación comunitaria. Da igual que seáis o no juristas. Es sumamente ambigua, y deja un amplio campo de discrecionalidad a los organismos supervisores y a los jueces. vale para un roto y para un descosido. ¿Qué no? No os voy a poner los ejemplos, pero seguro que vosotros encontráis al menos un caso relativamente reciente para cada uno de ellos.
- Empresas condenadas, presionadas, acosadas, debido a que sus precios son considerados como muy elevados. La acusación principal suele ser la de monopolista.
- Empresas sancionadas por tener los mismos precios que su competencia. Se les acusa de pactar los precios, de organizar un cartel, etc….
- Empresas investigadas y perseguidas por tener precios excesivamente bajos, o inexistentes, que pueden arruinar los negocios de sus competidores. Se habla de dumping, de competencia desleal, se pone en duda la calidad del producto, etc…
Todo un canto a la inseguridad jurídica. En EEUU, en Europa, y por supuesto en España, a la ya lógica dificultad para fijar un precio se suma el qué pensará el aparato estatal del mismo. Pues tranquilidad, da igual loo que piense. No hay un precio objetivamente bueno para él.
La clave está en esa bruma jurídica que lo cubre todo, en esa normativa flexible y adaptativa. Toda esa maraña legal nos lleva, a los particulares y a las empresas, a poder ser declarados responsables en cualquier momento de infringir uno u otro precepto, que habremos incumplido bien inadvertidamente o que lo hemos hecho escapando de caer en otro
Ese fenómeno nos conduce a una sociedad de presuntos culpables, por no decir directamente de culpables. Y una sociedad de culpables es mucho más fácil de gobernar, de dirigir. El miedo guarda la viña, basta tenber una ley adecuada y grandes palabras como el bien común o el interés general a disposición de quien gobierna.
En El Blog Salmón | El mercado de la aviación civil, ¿más cerca del cártel?, Las farmacias y la libre competencia