El Gobierno prepara una reforma fiscal, como ya explicamos el otro día, y los rumores dicen que reducirá el número de tramos del IRPF para simplificarlo. Se comenta que podríamos pasar a tener únicamente dos tipos, pero incluso podría haber sólo uno. ¿Es posible mantener la progresividad con un único tipo?
La respuesta es sí. De hecho el PSOE lo estuvo contemplando en la reforma fiscal de 2007, durante la primera legislatura de ZP. Puede parecer que tener un único tipo es todo menos progresivo y de hecho nuestra constitución dice que los impuestos deben ser progresivos. ¿Cómo puede ser un tipo único progresivo?
¿Qué es la progresividad y por qué es necesaria?
Para saber si un impuesto es progresivo o no primero hay que definir qué es. La acepción más aceptada es que las rentas más altas deben pagar mayor porcentaje de impuestos sobre su renta. Es decir, si alguien gana 10.000 y paga un 10% de su renta en impuestos, alguien que gana 100.000 debe pagar un porcentaje mayor (no sólo en cantidad absoluta, sino en porcentaje).
¿Por qué es necesaria cierta progresividad en los impuestos? Fácil, una renta baja no puede asumir el mismo porcentaje de impuestos que una renta alta. Un 10% es un 10%, está claro, pero le hace mucho más daño a alguien que cobra 10.000 euros al año y tiene que estar ajustando sus gastos al milímetro que a alguien que gana 20.000 euros. Es lógico que se libere más de carga fiscal a las rentas más bajas y vaya aumentando la imposición según suben los sueldos.
La gran duda es hasta dónde llevar esta progresividad. Tampoco es lógico desincentivar el trabajo. Actualmente tenemos un IRPF con muchos tramos y unos tipos marginales en la parte alta muy bajos. Esto significa que habrá personas que no paguen nada de IRPF (rentas muy bajas, es cierto) y los habrá que se aproximen al 56%, el tramo más alto del IRPF en Cataluña y Andalucía (tienen sus tipos autonómicos modificados al alza).
¿Cómo lograr progresividad en el IRPF a tipo único?
La forma de lograr progresividad a tipo único es con un mínimo exento. Pongamos un ejemplo. El nuevo tipo único del IRPF será del 45% y el mínimo exento será 10.000 euros al año, sin deducciones ni reducciones. Este impuesto de la renta sería muy sencillo de calcular.
Imaginemos alguien que gana 8.000 euros al año. Pagaría cero euros de IRPF. Si en cambio tenemos a alguien que gana 12.000 euros al año, 10.000 euros estarían exentos y pagaría el 45% de los restantes 2.000 euros, es decir, 900 euros de impuestos. El tipo personal de esta persona sería el 7,5% (900 euros de impuestos sobre 12.000 ganados). Si repetimos el cálculo con 20.000, 50.000, 100.000 y 500.000 euros al año tendríamos unos tipos personales del 22,5%, 36%, 40,5 % y 44,1%.
Es decir, el impuesto es claramente progresivo (y muy fácil de calcular, por cierto, no como ahora). La forma de fijar la progresividad sería fijando el mínimo exento (que podría depender de la situación familiar) y el tipo único.
¿Tendremos tipo único?
No creo que tengamos tipo único ni que tengamos un impuesto tan sencillo. Primero, porque lo más cerca que estuvimos fue en 2007 y al final hubo cuatro tramos. El problema es que si fijas un tipo único muy alto la progresividad es muy agresiva (en el ejemplo que he puesto vemos como se acelera el tipo de 10.000 a 20.000) y si lo ponemos más bajo perdemos recaudación por la parte alta.
Además tengo la impresión de que seguirá habiendo deducciones, no sólo la de vivienda (que se extinguirá sola con los años si no tocan nada) sino que posiblemente habrá nuevas (se rumorea que por tener servicio doméstico para que aflore el trabajo sumergido).
Yo soy partidario de un sistema más sencillo que permita a todo el mundo entender correctamente como funciona el IRPF y que todo el mundo sepa su tipo marginal (lo que permite saber cuánto ganarás en neto cuando te cambias de trabajo o te suben el sueldo) pero también soy realista y sólo Hacienda puede hacer números y saber si un diseño así puede hundir (aún más) la recaudación fiscal.
En El Blog Salmón | La reforma fiscal que se nos viene encima