Después de los datos de la EPA de la pasada semana hay una pregunta que ronda la mente de todo el mundo. ¿Está bajando el paro? ¿Estamos, por fin, saliendo de la crisis? ¿Esta vez sí que vemos la luz al final del túnel? Siento ser el punto pesimista aquí, pero los datos no son buenos. Son mejores que hace unos trimestres, pero claro, difícil es que sean peores.
La clave está en la estacionalidad. Nuestra economía depende mucho del turismo, y en los meses de verano se crea mucho empleo que luego en invierno se destruye. Y por tanto los datos del paro tienen que ser analizados eliminando estos efectos estacionales (algo así como promediar la curva del paro, buscar la tendencia y no el pico esporádico). Y ahí todavía no estamos bien.
El paro, prácticamente plano
Existen métodos para desestacionalizar los datos. Según el Ministerio de Economía, incluso si desestacionalizamos los datos de la EPA de la semana pasada tenemos una bajada (tímida) del paro. Sin embargo si hacemos caso al INE (que tiene otros criterios para desestacionalizar los datos) la semana pasada el paro subió.
Es decir, si estamos en una situación en que variando un poco la forma de desestacionalizar los datos tenemos o no creación de empleo, podríamos afirmar que el paro ha quedado plano en este segundo trimestre. Por tanto no estamos ante la mayor bajada de paro de los últimos años ni mucho menos. Estamos en un mundo de paro plano, y encima respecto al trimestre anterior. Una mala noticia.
¿Cuándo crearemos empleo?
La búsqueda de la creación de empleo es bastante inútil. Mientras la economía no crezca, y lo haga con algo de fuerza, no crearemos empleo. Y no sólo eso, sino que para colocar a los seis millones de parados (o al menos para llegar a niveles razonables de paro) tendrían que pasar muchos años creando empleo a un ritmo aceptable.
Por tanto, aunque los brotes verdes fueran ciertos todavía queda mucho tiempo hasta que la losa del paro desaparezca de nuestro país. Al final de la legislatura habrá más parados que al inicio, es decir, otros cuatro años perdidos, y esto aunque las previsiones más optimistas se cumplan. Es duro pero es así.
Basta ya, por tanto, de lanzar las campanas al vuelo por cada dato relativamente bueno que tenemos y esconder la cabeza cuando el dato es nefasto, porque la sociedad está harta de este comportamiento de nuestros políticos.
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