La noticia es más nostálgica que relevante, pues Duralex ya no es hoy lo que fue hace 50 años. Pero lo cierto es que la fábrica que mantenía en Orleans ha cerrado de forma temporal (pero sin fecha de finalización) debido a los altos costes energéticos.
Sus trabajadores seguirán cobrando el 95% de su salario a través de ayudas del Gobierno francés. Pero mientras los costes energéticos sigan siendo tan altos es imposible seguir con la producción. Pero no son los únicos. La industria europea está en jaque por los altos costes del gas y la electricidad.
Otras industrias paradas
La industria electrointensiva es aquella en la que la energía es el principal factor de producción. Cualquier industria que dependa fuertemente de la energía ha visto como desde finales de 2021 ha tenido un incremento de costes brutal que ha dejado tocada la competitividad de la fábrica.
Algunos ejemplos son la siderúrgica Sidenor, que tienen que parar la producción cuando los precios se disparan; Arcelor Mittal en el País Vasco, que hace parones periódicos; también Alumansa hace parones selectivos según los precios se van moviendo.
Pero no solo las industrias "metaleras" (acero, aluminio) son electrointensivas: empresas de fertilizantes (Fertiberia), Pamesa (cerámica) o Michelin (neumáticos) están con la producción a medio gas, intentado adaptarse a cuando la energía es más barata.
Un golpe al empleo industrial europeo
Y esto no es solo en España sino en toda Europa, como hemos podido ver en el caso de Duralex. Lo cierto es que si el problema fuera mundial no sería tan grave, ya que los costes serían los mismos en todas partes y, aunque la demanda bajaría, no se perdería competitividad.
Sin embargo la situación en Europa es distinta a la que hay en EEUU o Asia. Aunque los precios del petróleo son bastante globales, los del gas y la electricidad son más bien locales. Los del gas son más económicos en EEUU, mientras que en Europa y Asia son más altos.
Los eléctricos en Europa dependen mucho del precio del gas, cosa que no pasa en otros mercados, y por tanto la competitividad de la industria electrointensiva está perdiéndose a pasos agigantados.
De momento las ayudas gubernamentales permiten mantener las infraestructuras paradas, pero la situación no puede continuar así de forma indefinida. Si se prolonga en el tiempo las paradas pasarán de temporales a permanentes. Y lo que se pierda será irremediable.