La inflación sigue bajando. Si el año cerrábamos con un IPCA del 1,5% (y luego el IPC General fue del 1,4%), ahora en enero tenemos un IPCA del 0,8%. Incluso estamos por debajo de la media de la zona euro, cuya inflación se sitúa en el 1,1%.
La noticia de que la inflación en España sea menor que en Europa es desde luego buena, pues nuestros productos a largo plazo y si la situación se mantiene, se hacen competitivos, justo lo contrario que ha pasado en la última década, con una inflación superior que fue mermando nuestra competitividad. Lo malo es que la inflación está en una zona muy peligrosa, cercana a la deflación.
Aún así parece que la temida deflación se producirá temporalmente en verano motivada por los bajos precios del petróleo de la actualidad frente a la escalada que vimos en la primera mitad del año pasado. Es decir, será una deflación transitoria, no una fase en la que entrará nuestra economía. Y más nos vale. Los próximos datos de IPC de febrero nos traerán más pistas sobre si es la energía la que está tirando de los precios para abajo, puesto que el petróleo se ha estabilizado y el dólar está apreciándose frente a nuestra moneda.