EEUU se está planteando establecer una regulación sobre los muchos blogs orientados a dar consejos de consumo, evaluaciones de artículos y demás opiniones vertidas en muchos blogs cuando media un patrocinio de una marca o un servicio.
Actualmente, los posts patrocinados o artículos pagados por marcas y anunciantes no sólo existen en EEUU y en la actualidad el propio bloguero decide si aporta este detalle de post patrocinado con interés económico con la marca o servicio que nos endulza sus bondades o no.
En EEUU, la la Comisión Federal de Comercio ha decidido tomar cartas en el asunto y proyecta aprobar este verano nuevas directivas que permitan al organismo controlar más de cerca a blogueros y anunciantes. Esto es una mala idea y no se debe extrapolar ni a Europa ni a España.
Esta regulación, que no se especifica cual va a ser su alcance ni su cometido real no me gusta ni en el fondo ni en la forma puesto que al fin y al cabo, el propio lector debe decidir cuales son sus pautas de consumo, dónde aporta una experiencia validez y debe discernir entre el polvo y la paja.
Extrapolando este ejemplo a España, creo que tenemos mucha publicidad encubierta pagada y no regulada, de tal forma que se pueden modificar los hábitos de consumo de una peor manera. Se recurre a la publicidad subliminal, a las opiniones, consejos y cometarios de personas con proyección social están influenciadas por factores económicos.
Basta con que veamos cualquier serie de producción propia para que más que una cocina veamos un supermercado, con las etiquetas y marcas en primer plano, para que en las persecuciones, más o menos cutres en donde se denote la marca y modelo del vehículo más rápido y potente o para que las marcas de ropa hagan su agosto en series de amplio corte juvenil y no tan juvenil.
Idem con deportistas, artistas de cualquier tipo programas televisivos de dudosa calidad, comentaristas, tertulianos y periodistas en cualquier tetulia radiofónica o televisiva y cualquier otro medio y persona que tenga más o menos influencia. En muchas ocasiones se escuchan reflexiones y recomendaciones que sólo pueden sostenerse bajo el sustento de un pago por la marca promocionada.
Este tipo de comportamientos no están regulados y aunque hay blogs muy influyentes en España, yo no me compraría una aspiradora porque cualquier bloguero reconocido como Error500, Carlos Blanco o Enrique Dans, entre otros muchos, digan en su blog que es el mejor aparato del mundo mundial o porque hagan una entrada magnificando la tarjeta de crédito del Banco de Villaarriba en donde pregonen sus bondades, al igual que puede hacer el deportista de turno patrocinado, en una tertulia informal.
El consumidor tiene que saber decidir por si mismo y aprender a valorar qué le interesa, que es lo que no le interesa y tiene que saber dilucidar donde se confunden los intereses económicos del emisor con las bondades del producto o servicio promocionado. Esta labor propia del consumidor es la que enriquece al propio mercado, no regulaciones absurdas en determinados medios como los blogs que se comienzan a tachar como peligrosos por sus intereses económicos.
Vía | Expansión
Imagen | saguayo
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