Actualmente nos encontramos en una crisis que trae de cabeza a todo el mundo. Los líderes mundiales se reúnen en el G20, los medios de comunicación no paran de hablar del tema y parece que a todo el mundo le pilló por sorpresa, como si nadie hubiera esperado que sucediera algo parecido. Vivíamos en un mundo feliz en el que el cielo era azul, la propiedad inmobiliaria no bajaba de precio y el que no se hacía rico era porque no quería.
En cambio hubo unos cuantos cuervos agoreros que avisaron con tiempo de que las cosas no seguirían igual y felices por siempre, estos fueron ignorados. ¿Quién quiere escuchar a alguien que dice que las cosas irán mal cuando las vacas están bien gordas?
El primer aviso que me gustaría comentar es Castles in Hot Air, un artículo de The Economist avisando en 2003 que la propiedad inmobiliaria estaba sobrevalorada. The Economist estimaba la sobrevaloración en un 52% en 2003, el FMI entre un 20-30%. No obstante todo el mundo seguía feliz. También aceptaré que The Economist no es precisamente una publicación muy conocida, suele suponer que el lector tiene unos conocimientos mínimos de economía y que está en inglés, idioma que no domina el español medio.
Pero también hubo avisos más tarde comentando que la burbuja inmobiliaria se acercaba a su fin que fueron publicados en publicaciones más generales. En 20 Minutos y Consumer apareció la noticia en 2005 que según el Banco de España la vivienda estaba sobrevalorada entre el 24 y el 35%. No obstante el Banco de España descartaba que fuera a haber un ajuste brusco, por lo que no parecía demasiado preocupante. En 2007, en XL Semanal, en una entrevista, Luís Garicano avisaba que España se iba a encontrar en una fuerte crisis a corto plazo. También fue ese año cuando se avisó en esta página que la economía española estaba perdiendo sus pilares de construcción y turismo.
Lo que me extraña es la falta de atención que hubo por todos aquellos que tenían un mínimo de responsabilidad sobre las finanzas (públicas y privadas) a todos estos avisos. Porque avisos hubo, aunque con la sorpresa que le acabó pillando el crack a todo el mundo, parece que nadie los había oído siquiera.
Más Información | The Economist (en inglés y €), CEMFI (PDF), 20 Minutos, Consumer y XLSemanal
Imagen | Flickr de Dan Queiroz