El endeudamiento es el gran tema que ha vuelto a hundir las bolsas y mantiene paralizada a gran parte de la economía mundial. Por eso que es muy pronto para hablar de recuperación y así lo deja en claro el último informe del FMI que una vez más baja la proyección de crecimiento para este año a un -1,4% mundial. El empeoramiento de las perspectivas se relaciona con el aún paulatino incremento en el desempleo y el anuncio de las empresas de seguir recortando personal. A este ritmo, el 10% de desempleo a nivel mundial será una realidad en los próximos meses. Algo inédito en la historia. Si la economía no se desploma aún más, es por el intenso ritmo que buscan defender algunas de las sólidas economías emergentes.
Por ello los miembros del G8 se han visto decepcionados frente al lento avance para superar la peor recesión desde la segunda guerra mundial, y el presidente Obama ha señalado que es demasiado pronto para retirar los planes de estímulo. Las convulsiones en las bolsas durante toda esta semana (no ha habido ni un solo día de cifras azules, cada día se hunden más los índices), demuestra el enorme fracaso intelectual de los gobiernos, de una teoría económica simplista y de un sistema financiero que reinó a sus anchas dejando todo a la “cordura” de las expectativas racionales. Expectativas que nunca tuvieron freno para el consumo, y ahora, con años de vacas flacas por delante, les toca pagar la cuenta. Porque la radiación de fondo que encierra esta crisis es el enorme endeudamiento, un hecho que la diferencia bastante de las crisis anteriores. La deuda es la materia oscura, el elemento que complica el retorno a una situación de normalidad donde en verdad nunca la hubo. ¿Es normal gastar el doble de lo que se produce por tan largo tiempo? Para períodos breves (2 a 5 años) hay resortes y mecanismos. No así para períodos que abarcan casi 3 décadas de auténtico derroche. Por ello que Edmund Phelps afirmó que la pérdida de riqueza para las familias tardará 15 años en recuperarse. La burbuja del crédito y del excesivo endeudamiento provocaron 25 años de farsa económica.
Una cuarta parte de los hogares estadounidenses se halla en quiebra técnica y muchas familias sólo consiguen mantenerse a flote por la vía de tirar de los ahorros personales y recortar los gastos. Esto explica por qué todas las estadísticas de ventas comerciales caen en pìcado mientras el desempleo se eleva a los dos dígitos. Nadie puede mantener el ritmo de consumo que hacía que Estados Unidos se deborara el 50% de la producción mundial. Y así como cae el comercio, cada vez cierran más centros comerciales. Por el lado de los bienes inmobiliarios el estrangulamiento es aún más feroz. El sinceramiento de los precios ha provocado caídas de hasta el 60% en el metro cuadrado. De ahí el colapso de California. Y no hay esperanzas de un rápido retorno alcista: se mantendrán en esos niveles por largo tiempo provocando nuevos colapsos bancarios.
Imagen | Shannon Clark