Las nuevas caídas de la bolsas y el aumento de la prima de riesgo dan cuenta que la crisis europea, lejos de terminar como anunció el presidente francés en su reciente visita a Tokio, recrudece día a día. El Ibex retrocedió ayer por debajo de los 8 mil puntos dando cuenta de los nuevos miedos que acechan al mercado. Volvemos a la situación de punto muerto, y el gran culpable de que no se logre salir del túnel es el sistema financiero. Europa no ha tenido el valor para limpiar su banca y terminar con un sistema totalmente quebrado. Ha optado por inyectar grandes cantidades de dinero para mantenerlo artificialmente a flote, con lo que sólo ha agravado los problemas.
La banca vive una lenta agonía y es esa debilidad la que hace insostenible una recuperación económica. Es una banca zombie que se ha negado a los objetivos de transparencia y que aún mantiene todos los vicios del pasado. Es una banca que se ha limitado a barrer sus problemas debajo de la alfombra y de negar la oscuridad de sus balances. Esta opacidad de la banca es la que ha retrasado la confianza y ha impedido dar más fuerza a la recuperación. Por ello, el BCE, a través de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, European Banking Authority), está creando una red de seguridad para los bancos que han sido incapaces de recapitalizarse. El objetivo es evitar nuevos pánicos bancarios, para que en Europa no ocurra una caída a lo Lehman Brothers.
Opacidad de la banca
Sin embargo, es la inoperancia de la misma banca la que dilata esta vía de solución dado que se camina por un piso completamente quebradizo. Y como el riesgo de una prolongación indefinida de esta crisis afecta directamente la credibilidad del Banco Central Europeo, la entidad que dirige Mario Draghi trabaja en diferentes operaciones de limpieza para restituir a la banca un mínimo de transparencia. Esto implica limpiar la basura que se ocultó durante años bajo la alfombra.
El BCE debe cerciorarse de los activos reales de la banca y de la calidad de esos activos. Y para esto requiere información de los gobiernos, los que no necesariamente responden en forma transparente. Muchos gobiernos tienen incentivos para ocultar la realidad de su banca, para así evitar un descalabro mayor. Por eso el BCE requiere reforzar una auditoria independiente que no tema a los resultados negativos dado que siempre habrá un rescate final, como ha prometido Mario Draghi, que tendrá que asumir toda Europa.
Dentro de los aspectos revisables, uno de los principales que se deben examinar es el nivel de las ponderaciones de riesgos, y si éstas ponderaciones han sido las adecuadas para los diferentes activos que evaluó la banca. La ponderación de riesgo es el colchón que la entidad bancaria aplica dentro del riesgo sistémico para determinar su tasa de retorno.
Existe la sospecha generalizada de que muchos préstamos fueron ponderados con riesgos mínimos para atribuir menos necesidades de capital y, por tanto, de retornos. Pero, en rigor, si los riesgos son más altos, la banca también espera un alto retorno y esto la obliga también a protegerse con mayores reservas de capital por si se produce una "tormenta perfecta". Estos resguardos de reservas no fueron cumplidos por la banca y los mecanismos de supervigilancia financiera tampoco detectaron estas falencias.
De ahí que las pruebas de estrés realizadas en Europa se encuentran completamente desacreditadas dado que desconocieron las dimensiones reales de los problemas de la banca. Se basaron en ponderaciones de bajo riesgo que exigían menos capital y minimizaban el impacto de un choque sistémico.
Ahora que la probabilidad de ese choque sistémico amenaza con tener consecuencias devastadores, el BCE corre contra el tiempo para conocer la verdad de una banca zombie que sigue en punto muerto y que en seis años de crisis ha agotado todas las reservas del sistema.
En El Blog Salmón | Europa lidera la banca en la sombra y se acerca al momento pre-Lehman, ¿Existe una crisis sistémica en la banca?