Si bien el primer mea culpa lo hizo Alan Greenspan, esta vez los banqueros de Wall Street han pedido disculpas públicas por su rol protagónico en la provocación de la crisis financiera mundial, mientras se preparan los detalles de un impuesto de 120.000 millones de dólares que se aplicará sobre los beneficios.
Este nuevo impuesto se ha diseñado para calmar a un público que está indignado por las cuantiosas ayudas que han recibido los principales culpables de la crisis, y ayudará en algo a cubrir los 787.000 millones de dólares empleados en los planes de rescate a la banca.
Los jefes de Goldman Sachs, JP Morgan, Bank of America y Morgan Stanley se presentaron ayer ante un detallado interrogatorio por la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera, organismo creado para establecer el rol de los bancos en el desencadenamiento de la peor crisis económica desde la Gran Depresión de 1929. John Mack, de Morgan Stanley, confesó que el banco se comió su propia cocina y se atragantó; mientras Jamie Dimon, de JP Morgan, admitió que la banca cometió varios errores. Phil Angelides, el presidente de la Comisión, cuestionó al jefe de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, por la falta de ética en la creación de instrumentos derivados de alto riesgo que perjudicaban a los clientes y favorecían a los bancos.
"Es como vender un coche con los frenos malos, y luego cobrar un seguro sobre el comprador del coche", dijo Angelides, a lo que Blankfein replicó que "dichos instrumentos siguen siendo populares; en la banca hemos hecho el trabajo de Dios".
Este impuesto tiene como objetivo recuperar parte de los fondos del programa de apoyo a los activos en problemas, que nunca podrán ser reembolsados en su totalidad dados los cuantiosos préstamos cedidos a la industria automovilística y a la aseguradora AIG.
La aplicacipón de este impuesto comenzará el próximo año, estará dirigido a los 20 mayores bancos de Estados Uidos y tendrá una duración de diez años. Se busca crear una fórmula para que sean las actividades de inversión más riesgosas las que carguen con el impuesto, para no perjudicar a los consumidores. Como es totalmente previsible, la medida no tendrá gran popularidad en Wall Street, por lo que se pueden esperar resultados rojos durante los proximos días.
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