En el mundo y en los mercados hay aficionados, especuladores, inversores profesionales (que muchas veces también especulan), auténticas mentes maestras de la inversión, y… luego ya está Warren Buffett, que no sólo está en el top de lo anterior, sino que además lleva décadas demostrando con dólares constantes y sonantes el (gran) éxito de sus estrategias de inversión, con las que además arriesga de forma pública y notoria su propio dinero.
Ahora se ha publicado en diversos medios que Buffett habría lanzado un aviso a navegantes con su potente sirena anti-aérea, y afirman (como veremos muy matizablemente) que el celebérrimo inversor habría alertado a inversores, dirigentes, y ciudadanos en general de que el estado actual de las bolsas es extremadamente frágil, y de que además éstas correrían un riesgo muy alto de verse envueltas en breve en otro de esos crashes negros con los que nos desayunamos recurrentemente cada ciertos años.
Las bolsas estadounidenses actualmente se encuentran fuera de órbita
No hace falta que les volvamos a sintetizar todo lo que la pandemia traída por el Coronavirus está suponiendo económica y socioeconómicamente. No hace falta que les volvamos a hablar de millones de ciudadanos en situación de desempleo de la noche a la mañana. No hace falta que tampoco les hablemos de las empresas que van cayendo una tras otra tras la estela de la abultada caída de ventas, cuando no la sequía casi total. No, nada de eso es nuevo para nadie que viva en este planeta, puesto que la crisis del COVID-19 está afectando en un grado u otro a todos los países del mundo y a todos los ciudadanos.
Y ante este negro (negrísimo) panorama, con una crisis que además cada vez tiene más trazas de cronificarse en cierta medida y que va teniendo ya menos parte de coyuntural, tenemos a unas bolsas de Estados Unidos (especialmente las de allí) que ya no es que no hayan acusado el golpe, sino que parecen vivir literalmente “en la Inopia”, y que presentan índices que se sitúan incomprensiblemente en máximos históricos o muy cerca de ellos. Y que conste que, en la fecha de publicación inicial de este post (que luego les explicaré brevemente el motivo de haberlo republicado ahora), las bolsas de EEUU estaban literalmente batiendo marcas históricas, de las cuales ya se han alejado unos cuántos puntos porcentuales en estos último días: aun así la situación poco ha variado analíticamente, y sus niveles siguen siendo igual e irrealmente significativos. Vamos, que una cosa es que las bosas sólo descuenten expectativas, y otra muy distinta es que no tengan para nada en cuenta las expectativas que, más que expectativas a futuro, son en realidad coyunturas a presente que están impactando a la economía de forma severa y con proyección a todos los plazos temporales.
Es cierto que no se puede negar que el hecho de que las bolsas de aquel país no se hayan venido abajo con la que está cayendo también tiene un cierto aspecto positivo, y es que ya bastante destrucción de riqueza están encajando nuestros sistemas socioeconómicos, como para que ahora venga también la bolsa a vaporizar millones de dólares que, en última instancia, también restan pujanza a la economía y restan poder adquisitivo a los agentes socioeconómicos, algo especialmente grave en un momento en el que se necesita que vuelvan a tirar como sea de la economía. Pero lo que ya no se debe confundir nunca son las diferencias entre tener unas bolsas que mantengan el tipo y preserven la riqueza de los inversores, y unas bolsas que viven totalmente ajenas a la realidad económica que deben ponderar sí o sí en sus cotizaciones con el máximo realismo posible pero sin excesos de ataques de pánico. Las consecuencias últimas de no ir descontando y digiriendo gradualmente las expectativas es la inevitabilidad de que ese cotizar la realidad acabe llegando de golpe en algún momento, con el consiguiente “batacazo” de las cotizaciones. Y un batacazo brusco y vertical redobla el daño infligido a la economía.
Y recuerden que, en este tipo de tesituras, cuanto más tiempo y cuanto más alejadas vivan las bolsas de la cruda realidad, más dura acaba siendo la caída, que llegar siempre llega en algún momento en el que alguien se da cuenta de que, en vez de un condominio con sólidos cimientos, el mercado se ha convertido en un tenderete que ya no se tiene. Es entonces cuando algún gran inversor opta por deshacer masivamente sus posiciones en renta variable tratando de adelantarse al grueso del mercado, y vendiendo lo que pueda antes de que sea demasiado tarde y sus ganancias se hayan vaporizado. Y recuerden que en bolsa los primeros que cruzan los contratos antes que la masa son los que más ganan (o menos pierden): en estos días (o semanas), podríamos estar viviendo uno de estos momentos, y algunos medios lo han puesto en boca del gran y reputado inversor por antonomasia Warren Buffett, aunque realmente ni encaja con su prudencia tradicional ni hay prueba documental de que así lo haya dicho en verdad.
Los movimientos y resultados más recientes de Buffett no son todos buenos, pero sí que son todos muy indicativos
Buffett es conocido popularmente como el Oráculo de Omaha por la fiabilidad de sus mayormente acertadas predicciones, además de por ser una de las grandes figuras inversoras del mundo hacia la que todos los mercados miran, algo que ocurre especialmente en tiempos de incertidumbre como los actuales, en los que los inversores y los agentes del mercado andan desorientados y buscando puntos de referencia que les ayuden a cubrir los huecos de dudas existenciales que ellos mismos sienten, y que se van acrecentando con cada día que pasa y que no corrige la situación. Como mejor demostración, Buffett puede alardear de haber ganado 80.000 millones de dólares con sus inversiones en bolsa a lo largo de su larga carrera como inversor.
Y haciendo honor a su nombre, lo que sí que es cierto y contrastable es que Buffett tiene una estrategia inversora claramente definida en los convulsos tiempos actuales, como no podía ser de otra forma. Hace tan sólo unos días, en este medio ya se publicó un artículo analizando detalladamente esa estrategia de inversión, que se puede sintetizar a grandes rasgos como centrada (una vez más) en el largo plazo. Así que Buffett redobla su apuesta más conservadora pero más de futuro, y que tantos éxitos le ha reportado hasta el momento. Pero no piensen que fuera de esos plazos más largos Buffett cosecha éxito tras éxito. De hecho, este año 2020 tampoco está siendo positivo para él, y el afamado multimillonario perdió en el primer trimestre con su brazo inversor, Berkshire Hathaway, la friolera de casi 50.000 millones de dólares, para en el segundo conseguir un beneficio neto de más de 26.000 millones. El astronómico cómputo final del primer semestre asciende pues a una pérdida de más de 23.000 millones de dólares, casi nada.
Pero en estos meses de movimientos convulsos y de futuro incierto, lo más revelador de los datos que hemos podido ver por parte de Buffett es que, como les sintetizábamos antes, los movimientos estratégicos de Buffett ven la actual coyuntura como una oportunidad, y su visión se orienta una vez más a ese largo plazo que les decíamos antes. Así, Buffett mantiene su mente fría y se aleja de las reacciones más pasionales del mercado, ésas en las que caen presos del pánico muchos otros inversores con nefastos resultados para sus carteras. Y por cierto, todo sea dicho, Buffett también ha optado por abrir importantes posiciones trasgrediendo su tradicional poca atracción hacia el siempre defensivo y sin dividendos metal precioso que es el oro, ese activo que ya les analizamos cómo el Coronavirus ha hecho que sea el nuevo activo objeto de la codicia. Tampoco es la primera vez que Buffett nos sorprende trasgrediendo sus propias máximas; de hecho, hace un par de años ya les expusimos cómo el gran inversor optó por invertir en un sector emergente, demostrando que en inversión es perfectamente compatible tener reglas de oro a la par que flexibilidad mental para darse cuenta de las pocas situaciones en las que éstas podrían no ser indicadas.
Y para navegar en la tempestad de la pandemia, no todo va a ser fijarnos y tomar de referencia a Oráculos foráneos. En España también tenemos algunos grandes inversores con demostradas estrategias de éxito a lo largo de las décadas. De hecho, uno de los más representativos y reputados es el gran inversor Francisco García Paramés, casualmente conocido como “el Buffett español”. La pandemia obviamente no le ha sentado nada bien a los fondos de este inversor, como no podía ser de otra forma ante un evento inesperado y brutal como ha sido el Coronavirus. De hecho, sus fondos han llegado a perder un 40% en el fragor de la pandemia a finales de Abril, lo que ha forzado al gran inversor español a anunciar una nueva estrategia más adaptada a los nuevos tiempos que corren. Posteriormente, y en una reunión con diversas gestoras, el inversor reclamó seguir apostando por la inversión “value” (generadora de valor) para este verano. Casualmente es una estrategia mayormente alineada con la de Buffet, al igual que lo han sido varios de sus movimientos y reajustes de cartera.
Lo que el Oráculo de Omaha, el gran Warren Buffett, dice verdaderamente (y de forma prudentemente velada) de los mercados
Pero más allá de estrategias de inversión y de resultados de la rentabilidad actual de las carteras, lo cierto es que determinados medios, como por ejemplo la web MarketWatch del reputado Wall Street Journal, han publicado un titular que afirmaba que Buffett había predicho un crash, con lo que habría dejado clara su supuesta percepción sobre la situación actual de las bolsas en los tiempos de pandemia que nos ha tocado vivir. Otros medios, que igualmente suelen ser rigurosos y suelen merecer la confianza de un servidor, como Yahoo Finance también se hicieron eco de la supuesta predicción de crash de Buffett. Algunos medios han llegado incluso a entrecomillar palabras al hablar del tema diciendo que Buffett dice que el crash “está en las cartas” (lo cual tampoco querría decir necesariamente que contaría con él 100% seguro); unas comillas que denotan gramaticalmente una literalidad que luego realmente no existe, pues no hay ni rastro de que Buffett tampoco haya dicho verdaderamente esas palabras literales. Pero es que ni eso ni mucho de lo que se está poniendo últimamente en su boca, puesto que este año 2020 ha estado especialmente callado, incluso para los estándares habituales del gran inversor con su extrema prudencia habitual, sólo comparable a la que tradicionalmente muestran los presidentes de los Bancos Centrales.
Pero Buffett, aunque no sea muy propicio a hablar abiertamente de su sentimiento de mercado, posiblemente por la consciencia de tener la responsabilidad de saber que tiene una poderosa capacidad de influencia sobre él, no puede ocultar del todo lo que piensa realmente, y para ello tenemos en sus movimientos estratégicos de acciones el termómetro ideal para entrever cuál es su verdadero análisis del mercado más allá de las palabras prudentes y las declaraciones responsablemente tibias. Empezaremos por analizar brevemente qué factores le pueden estar influyendo a Buffett en su visión. Para ello, debemos fijarnos en los indicadores que más habitualmente sigue este inversor, y varios de esos indicadores que se cuentan entre sus favoritos y más fielmente seguidos están señalando un crash actualmente y de forma muy clara. Otro de los datos que podría estar influyendo fuertemente a Buffett a inclinarse por un crash inminente, y al que ya se ha referido en estos términos recurrentemente en el pasado, es el boom experimentado en la actividad de trading diario. Este tipo de actividad bursátil establece tradicionalmente a ojos de los inversores más reputados y con más experiencia un peligroso y llamativo paralelismo con lo que ya ocurriera durante la destructiva burbuja “.com”.
Aparte de estos factores que Buffett podría estar teniendo ahora mismo tan en cuenta como siempre lo ha hecho, otra pista más sobre su sentimiento del mercado, y en este caso inequívoca, es la de los movimientos de su cartera de inversiones. Ya les hemos hablado antes sobre algunos de estos movimientos (y no nos vamos a repetir), pero hemos dejado para el final y las conclusiones los datos más reveladores de los mismos. Resulta muy inquietante que, en medio de estas soflamas de ciertos dirigentes que prometen una vuelta en “V” de los mercados y la economía, inversores como Buffett no aprovechasen en la pasada primavera el suelo del mercado tras el descalabro para entrar fuertemente en las bolsas, algo que encajaría con la tradicional apuesta de los grandes inversores de “comprar cuando el mercado se ha despeñado y vender cuando está eufórico”. Pero no, Buffett no actuó de esta manera, sino que se mantuvo atrincherado, anticipando que, más que enfrentarnos con las vanas esperanzas a una “V” que está por demostrar, podríamos estar en la antesala de la segunda “patita” de una “W” que cada día parece más probable. Y es que Buffett no estaría apostando por la forma de “V” sencilla y llanamente porque en estos momentos el inversor estaría con una exposición muy muy reducida, y con una posición fuertemente defensiva: aparte de su apuesta por el oro mencionada antes, en estos momentos Buffett atesora alrededor de un 50% de efectivo a través de su brazo inversor de Berkshire Hathaway.
Ello supone que, ya en lo peor de la pandemia y la caída bursátil visto en la pasada primavera, Buffet retuvo como efectivo alrededor de 120.000-130.000 millones de dólares que no quiso invertir en un momento con las cotizaciones por los suelos. Efectivamente, va a ser que Buffett piensa que no hemos visto lo peor de esta crisis ni mucho menos. Pero es más, es que no sólo no invirtió en aquel momento “de gangas”, sino que a lo largo de las semanas precedentes había venido deshaciendo posiciones en acciones fuertemente e incluso asumiendo unas pérdidas tan importantes como los 50.000 millones que les decíamos que perdió en el primer trimestre. Resulta obvio que, cuando un inversor con tanta capacidad de aguantar las pérdidas hasta que escampe, opta por salir del mercado en un proporción tan importante, piensa que siguen quedando muchas pérdidas por delante y una recuperación que puede que no sea para nada rápida precisamente. Y por último, Apple en la práctica resulta ser una máquina de hacer dinero aparte de una compañía de valor y muy muy saneada, uno de los perfiles de “inversión value” que tradicionalmente tanto suelen gustarle a Buffett, pero que ciertamente presenta unas características que lo hacen fuertemente defensivo en tiempos difíciles. Pues bien, un último dato muy relevante también del enlace anterior es que, de lo que le queda a Buffett invertido en el mercado, más del 50% está invertido en Apple, la compañía de la simpática manzana (acorazada en los mercados). Es decir, que muy probablemente todo ello supondría que Buffett piensa que aquí nos quedaría crash, crisis y sufrimiento socioeconómico para rato.
El trading diario actualmente no transmite para nada buenos augurios, y la inversión (y visión) más segura está en los plazos más largos
Pero volviendo sobre el tema de la explosión de la actividad de trading diario, hay que decir que este factor en concreto es mucho más significativo que considerarlo estrictamente como un indicador más. Así, esos inversores “traders” hoy mayormente compulsivos ya no se estarían fijando en lo que unas acciones va a rentar por sí mismas (recuerden que Buffett es un gran amante de los resultados y los dividendos), sino en el precio que el siguiente comprador estará dispuesto a pagarle por ellas: vamos, uno de los factores definitorios típicos de una burbuja especulativa en su concepto más clásico. Según la interpretación anterior de Buffett del sentimiento de mercado, podríamos concluir que los inversores no estarían invirtiendo de forma propiamente dicha, sino que estarían simplemente haciendo meras apuestas como si la bolsa fuese una gran casa de juego de azar. Y hablando de especulación, es que Buffett ni siquiera concibe que el momento actual sea propicio para este tipo de inversión (por llamarlo de alguna manera), porque la realidad objetiva para todos es que el mercado está literalmente sujeto “con pinzas”, y en cualquier momento los especuladores se pueden quedar “pillados” con pérdidas tras un revés del mercado (que podría haber empezado ya en los últimos días mientras republicábamos este post). Y tengan en cuenta que desde estas líneas estamos totalmente de acuerdo en que, en la actual tesitura tan delicada, un revés del mercado lo suficientemente duro y consistente es altamente probable que pudiese desencadenar una grandísima corrección como mínimo, cuando no el crash del que Buffett dice que “está en las cartas”.
Hablando de posibles burbujas, mención especial merece la situación galopante de las cotizadas tecnológicas. Y no es sólo por los altos niveles que presenta el índice estandarte del sector en EEUU, el famoso NASDAQ, sino porque los datos que se desprenden de sus valoraciones son apabullantes para cualquiera que practique la racionalidad económico-bursátil. Y es que en los actuales niveles de valoración de este sector hace que alcance unos estratosféricos 17 billones de dólares de capitalización, lo cual representa nada más y nada menos que alrededor del 90% de todo el PIB estadounidense, y un peso bursátil que supone que las tecnológicas están valoradas en la mitad de la valoración de todas las cotizadas estadounidenses. Oigan, que ya saben que desde aquí siempre les exponemos el sector tecnológico como geoestratégico y de gran futuro, pero una cosa es que esto sea así, y otra cosa es que sus valoraciones estén llegando a una situación que se asemeja demasiado a lo que sería una auténtica “burbuja .com 2.0”, como de hecho también apuntaría a ello el hecho de que la valoración del NASDAQ en relación al S&P500 está en niveles récord no vistos desde principios del año 2000. Pero tampoco cuenten 100% seguro con que el pinchazo de los mercados deba forzosamente ser violento y muy rápido, porque realmente hay otros escenarios a futuro abiertos, como de hecho ha ocurrido con otras burbujas anteriores cuyo pinchazo ha ido ocurriendo lentamente a lo largo de varios trimestres e incluso algunos años; sin ir más lejos, es lo que ocurrió con la burbuja “.com”.
Y en concreto sobre los vaticinios y las estrategias de Buffett para el entorno actual, desde estas líneas hemos de decir que nos parece correcto y muy acertado centrarse en las bolsas en el plazo más largo, y de hecho siempre hemos mantenido que la rentabilidad más segura en bolsa (especialmente para el pequeño inversor) está en ese largo plazo por los que también apuesta siempre Buffett incluso en momentos convulsos como los actuales. Porque más que un enfoque con un éxito sistemáticamente garantizado en todos los escenarios y plazos de inversión, la realidad es que a un servidor le resulta más bien un enfoque muy práctico. Y es que mientras nuestro sistema perviva los plazos más largos ese tipo de inversiones “a la Buffett” serán mayormente rentables, y además estos plazos largos nos pondrán a salvo de las peligrosas oscilaciones coyunturales y cíclicas que a tantos pequeños inversores han arruinado.
Y el otro escenario con una probabilidad de suceso que algún día se materializará inevitablemente en algún momento (como le ha ocurrido a todo sistema en la Historia económica) es que el sistema actual no perviva, y entonces mucho me temo que realmente el dinero será poca garantía de riqueza ni de supervivencia para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Así que en esa situación es altamente probable que en la práctica no importe demasiado haber perdido mucho (o todo) el dinero en bolsa. En ese tipo de “sálvese quien pueda” es extremadamente complejo definir qué activos refugio podrán permitirnos con total seguridad poner a salvo nuestra riqueza, y ya no es sólo porque nuestros activos no se vayan a depreciar (tal vez eso sea lo de menos), sino porque en tiempos de debacle económica muchas veces las aguas turbias acaban enturbiándolo todo a su alrededor. Así, lo socialmente convulso acabaría trayendo un escenario político degenerado y muy impredecible, en el que cualquier desenlace es posible, incluso el de que estados en apuros aupados por el populismo puedan acabar confiscando hasta el collar de oro de la abuela.
Para concluir, y juzgando la situación actual meramente con los datos y las gráficas en la pantalla, es innegable que las bolsas de EEUU viven ahora mismo actualmente totalmente disociadas de la penosa realidad que nos rodea por todas partes al calor del Coronavirus. Y si efectivamente sufren un crash será el momento de ver si sigue siendo válido aquella máxima del mercado de que “cuando Wall Street estornuda, el resto del mundo se resfría”, porque sería un indicador definitivo que revelaría si EEUU sigue siendo el líder hegemónico en los mercados. Y ese crash es perfectamente posible, porque es que hay veces en las que los mercados no saben encajar un golpe a tiempo, y acaban tratando de mantener el tipo a base de mantenerse sumidos en un estado narcotizado, por el que no son capaces de ver el oscuro panorama que se cierne sobre la economía y los ciudadanos. Y claro, luego en algún momento llega el duro despertar a la cruda realidad y el duro choque con la misma, que al tener que ser asumida de un solo golpe, acaba suponiendo todo un descalabro bursátil de realineamiento a esa realidad de la que nunca debería haberse apartado de semejante manera. Y es que las bolsas estadounidenses actualmente viven literalmente en otro planeta, en el que además no parece que hoy por hoy haya vida bursátilmente muy inteligente. Pero claro, tan cortoplacista e insosteniblemente, a veces la inversión en bolsa no va de inteligencia en términos absolutos, sino de ser, no ya más inteligente, sino simplemente más "listillo" que el siguiente al que se le pasa la “patata caliente”…
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