Dentro de las estrategias de inversión conservadoras sobresale el modelo de la Cartera Permanente ideada por Harry Browne que elabora una estrategia de asignación de activos administrada pasivamente construida por componentes de tal manera que intenta ser una cartera "todoterreno" capaz de ofrecer buenos resultados cuando se producen condiciones económicas adversas como inflación, deflación o recesión.
Los componentes de la Cartera son los siguientes, cada uno con el mismo peso durante el tiempo que mantenga la Cartera: 25% en acciones, a las que les va bien en tiempos de auge de la actividad económica. Harry recomienda que un inversor seleccione tres fondos indexados para formar esta parte de la cartera. Aunque hoy en día podríamos sustituir esta recomendación por un producto que replique la evolución del MSCI World Index, ya que en su modelo aconsejaba que los componentes deben "representar a todo el mercado", sin llegar a especificar si esto se refería a todo el mercado de valores internacional o solo al estadounidense.
Otro 25% estaría representado por el oro que obtiene buenos resultados en épocas de inflación o en momentos de amplia volatilidad como activo refugio. En este punto podemos pensar en diversas formas de exponernos al oro ya sea de forma física mediante la compra de monedas de lingotes reales o financiera vía algún ETF.
Este modelo le da un lugar a la renta fija con el 25% de la cartera. Su peculiaridad es que aumenta durante épocas de deflación, y en su diseño recomendaba la adquisición de bonos del Tesoro de Estados Unidos a largo plazo (30 años). Hoy en día podemos ir más allá con productos que sean una muestra representativa de la renta fija global.
En último lugar el efectivo (25%) pero en el producto más parecido al dinero, mercados monetarios. Ofreciendo peso al mercado monetario se favorece aquellos momentos que se produce una escasez de dinero (recesión) y cuando suben los tipos de interés. Harry recomienda invertir en un fondo de inversión del mercado monetario que invierta solo en valores del Tesoro de Estados Unidos a corto plazo.
Y ahora viene la parte más importante: reequilibrar la cartera. Harry recomendó que la cartera se vaya reequilibrando una vez al año hasta los objetivos de asignación del 25%, pero solo si un componente específico tiene una variación +/- 10% del objetivo de la cartera.
Su gran atractivo: la baja volatilidad
Aunque la Cartera Permanente no pueden seguir el ritmo de las acciones o las carteras 60/40, no es de extrañar que tenga muchos adeptos porque ofrece tranquilidad. La volatilidad o desviación estándar de las rentabilidades de las acciones es 14,9%, la de la una cartera 60/40 es de, 9,6% y de la Cartera Permanente es del 7,2%.
Para quienes optan por una cartera permanente, el mayor atractivo es el drawdown (la máxima pérdida experimentada), que es más superficial que la cartera 60/40. En octubre de 1987, la cartera de inversiones permanentes cayó solo un 4,5%, mientras que la cartera 60/40 cayó un 13,4%.
Después del estallido de la burbuja tecnológica, la caída máxima en la Cartera Permanente fue de solo el 5%. La bolsa se redujo a la mitad, mientras que la cartera 60/40 ha caído hasta un 21%. Con la crisis financiera, vimos el peor desempeño de la Cartera Permanente que fue del -13%, y la cartera 60/40 cayó más de 30%.
Los resultados de este modelo de inversión
William Bernstein escribió un excelente artículo en 2010 que repasaba la actuación de la Cartera Permanente desde el año 1964. Durante gran parte de este periodo no existían ni ETFs ni fondos índices, por lo que se utilizaron datos de índices puros, pero nos puede servir perfectamente a modo de ilustración.
Para el período de 45 años hasta 2009, este modelo de cartera de cuatro componentes, reequilibrados anualmente, habrían reportado una rentabilidad del 8,5% al año, con una volatilidad anualizada del 7,7%, no está nada mal. En comparación, una cartera asignada en un 60% a un índice bursátil (bolsa estadounidense), en un 20% a bonos a largo plazo y un 20% a letras del Tesoro (ambos títulos de renta fija estadounidense), habría obtenido una rentabilidad del 8,8% anual, con una volatilidad anualizada del 11,3%.
¿Qué significa esto? Aunque el modelo 60/40 superó por poco a la Cartera Permanente, el modelo 60/40 aportó una mayor volatilidad del 46%. Teniendo en cuenta la volatilidad de la cartera, el modelo de Browne superó con creces la rentabilidad del modelo 60/40.
El fondo de inversión Permanent Portfolio Permanent I (PRPFX) sigue en líneas generales el concepto del Cartera Permanente. Aunque este fondo tiene un ratio de gastos relativamente alto, del 0,82%, teniendo en cuenta su sencilla composición, sus rentabilidades totales han sido impresionantes durante la última década y más.
El fondo tuvo una rentabilidad anualizada del 6,38% desde que comenzó su andadura en 1983 frente a la rentabilidad anualizada del S&P500 del 11,74%, no hay duda que las acciones lo han hecho mejor. Sin embargo, si miramos a lo largo de este siglo XXI, lo cierto es que la Cartera Permanente ha tenido mejores resultados porque ha combatido excelentemente los intensos mercados bajistas.
- Año 2000: S&P500 -10,14% vs PRPFX +5,83%
- Año 2001: S&P500 -13,04% vs PRPFX +3,76%
- Año 2002: S&P500 -23,37% vs PRPFX +14,31%
- Año 2008: S&P500 -38,49% vs PRPFX -8,36%
La Cartera Permanente es adecuada
Vistos los resultados que mostramos ¿tiene sentido el modelo de Cartera Permanente como núcleo de la cartera de un inversor? En esta ocasión la respuesta es "depende".
Hay dos factores que desaconsejan utilizar la Cartera Permanente para la inversión a largo plazo. El primero es el nivel de riesgo de la cartera. Es probable que la Cartera Permanente sea un modelo de inversión más conservador de lo que muchos inversores quieren o bien necesitan.
Para la planificación de la jubilación, los inversores necesitan encontrar el equilibrio adecuado entre mantener la exposición al riesgo de mercado dentro de límites aceptables y la generación rentabilidades suficientemente altas para proporcionar unos ingresos sostenibles a largo plazo durante la jubilación. Que la Cartera Permanente sea una buena cartera por su nivel de riesgo no significa que tenga el nivel de riesgo adecuado y la rentabilidad esperada suficiente para cualquier inversor.
La segunda preocupación es que sus rentabilidades tienen una correlación negativa con los tipos de interés. Aunque esto ha impulsado la rentabilidad en los últimos años porque las autoridades monetarias no han visto una inflación preocupante, la tendencia predominante a largo plazo tiende a ser inflacionista.
Además, para los inversores que ahorran para la jubilación, los pasivos tenderán a aumentar con la inflación, y por tanto tienen una correlación positiva con los tipos de interés. Una asignación de cartera con una correlación negativa con los tipos de interés perderá valor cuando los costes de los bienes y servicios aumenten, y viceversa.