Hace unos días, la estrella tecnológica y bursátil, Apple, anunció sus resultados trimestrales, como comentado por Aurelio y, como dicen nuestros hermanos en Applesfera “ingresos de 25 mil millones de dólares con un beneficio neto de 8.800 millones de dólares. Representa un ligero crecimiento respecto al año pasado, pero no respecto al trimestre pasado.”
Vendiendo iPhones, un 28% más que el mismo trimestre del año pasado y, aún mejor, un crecimiento en la venta de iPads del 84% respecto al mismo trimestre del año pasado, generando ingresos de $25 mil millones, con beneficios de $8.800 millones, ¡un margen neto de más de 35%!, ¿Cómo puede ser que estos resultados se ven como algo negativo y que el precio en bolsa de las acciones baje? Este es un ejemplo más de que los mercados no funcionan en base a lo que hay pero en baso a lo que se espera, las expectativas.
En los análisis bursátiles, lo que pasa normalmente es que los analistas hagan sus evaluaciones de qué resultados esperan de las empresas para el siguiente trimestre y para el año entero y qué impacto esos resultados tendrán en el valor bursátil de la empresa. Si estas proyecciones se creen, a nivel mercado, el precio de las acciones irá en la dirección que esas proyecciones indican, mucho antes de que se anuncien los resultados.
Como parte normal de este proceso, profesionales autorizados de las empresas dialogan con los analistas para facilitar información y aclarar dudas y, al final, para influir en donde salen estas proyecciones. Este diálogo con la empresa ayuda a dar aún más credibilidad a las proyecciones y al precio de las acciones basado en estas expectativas.
Como consecuencia de este trabajo y de estos diálogos, los analistas esperan que los resultados que se anuncian saldrán más o menos donde esperan. Cuando empresas anuncian sus resultados, si estos son peores que las proyecciones esperadas, los mercados reaccionan de forma muy negativa y castigan el precio severamente, ya que este tipo de variación indica que han habido problemas o, peor, que siguen los problemas, que los gestores no están manejando la situación y que la senda de los resultados no continuará. La reacción lógica en esa situación es ajustar el precio a la baja, añadiendo una penalidad adicional para incorporar la aumentada inseguridad y la mayor falta de credibilidad.
Si el anuncio inesperado es que los resultados son mejores que las proyecciones, el precio de las acciones sube, pero no tanto como se podría esperar ya que la falta de previsión pone en cuestión la gestión de la empresa. A los analistas no les gustan resultados que difieren, en la dirección que sea, de lo proyectado porque demuestra que los gestores de la empresa no controlan la situación y esa inseguridad se castiga en el precio.
Empresas e inversores deben entender que los precios en bolsa no son como resultado de lo que es pero de lo que se proyecta en base a la información que se dispone, en las expectativas. Por eso, también, vemos cambios drásticos en los precios en bolsa cuando se experimentan anuncios macroeconómicos inesperados.
Más información | Forbes (en inglés)
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Imagen | Apple