Para saber si alguien realmente opera a diario en los mercados financieros, mucho más conveniente que la pregunta “¿sabes operar?” debería ser la de “¿sabes no operar?”.
En efecto, aprender a operar es relativamente sencillo, pues no deja de consistir en seguir unas determinadas reglas de mayor o menor complejidad. Sin embargo, aprender a no operar es algo que tiene una fuerte vinculación con nuestra manera de ser y nuestra capacidad para controlar emociones, y eso es bastante más complicado de asimilar.
La paciencia ante los incesantes movimientos de las velas en los gráficos es una virtud que todo trader ganador debe ser capaz de desarrollar. Es frecuente en las etapas iniciales operando intradía ver posibilidades para abrir posiciones casi en cada una de las velas que va dibujando el gráfico. Y como debes suponer, en realidad el 85% de esas oportunidades no son más que ruido.
La capacidad de no tomar operaciones durante el tiempo que sea necesario es algo que no todo el mundo logra dominar. Lo sé, es complicado estar ante la pantalla durante una hora sin tomar ni una operación. A menudo, acabamos tomando una operación simplemente porque “alguna habrá que tomar, ¿no?”. Pues no. Manos en los bolsillos, que suele decirse.
Las oportunidades realmente buenas para tomar posiciones en el mercado se detectan de una manera casi involuntaria. Quiero decir, no hay que forzar las interpretaciones ni retorcer las lecturas de lo que está ocurriendo en el mercado para descubrir la operación. Es fácil caer en la trampa de sobreinterpretar los gráficos para justificar una operación dudosa, y eso sucede casi siempre cuando sentimos la necesidad imperiosa de operar.
Tienes que ser capaz de esperar una buena oportunidad para tomar una operación, aunque eso implique estar un par o tres de horas mirando velas verdes y rojas sin tocar ni siquiera el ratón para introducir órdenes. Es parte del juego, y me atrevería a decir que es la parte más importante del juego. Si no eres capaz de estar apartado del mercado cuando hay que estarlo, tus probabilidades de tomar operaciones perdedoras se incrementan exponencialmente.
Como muchas otras cosas en el trading, el pulso al mercado se va cogiendo con horas y horas de pantalla y de ver cómo se mueven los mercados que estás operando. Si quieres un consejo a la hora de plantarte ante el ordenador para iniciar una sesión de trading intradía, afronta siempre esa sesión con un contundente “voy a intentar no tomar ninguna operación”. No empieces predispuesto a disparar a todo lo que se mueva, sino todo lo contrario. Así, y sólo así, tomarás únicamente aquellas operaciones en las que te será imposible justificar no tomar esa operación.
Recuerda siempre que es mucho mejor estar fuera de una operación buena que estar dentro de una operación mala. Por lo tanto, ante la más mínima duda, no entres en esa operación. Las buenas de verdad nunca te generarán dudas.