Ayer, Remo nos adelantó el último intento del BCE por ayudar a salir de la crisis rebajando los tipos de interés un cuarto de punto, hasta el 0,75%. La rebaja vino acompañada de una modificación del tipo de interés de los depósitos, que pasa del 0,25% al 0%, en un intento desesperado porque el sector financiero ponga el dinero en circulación y de esta forma se reactive el crédito.
Sin embargo, la reacción de los mercados fue fulminante. El Ibex, por ejemplo, cayó un 3% y la prima de riesgo del bono español a diez años volvió a las andadas previas a la última cubre de la UE, superando los 540 puntos básicos con respecto a su homólogo alemán. ¿Cuál es la explicación?
Muy simple, los mercados piden más morfina. Aunque la decisión de abaratar el dinero de la zona euro se esperaba como agua de mayo, también se esperaban una serie de medidas tranquilizadoras por parte del BCE: la reactivación de la compra de bonos y nuevas inyecciones de liquidez a los bancos. Dado que ninguna de estas medidas ha sido aprobada, la desconfianza ha vuelto a los parquets más importantes del viejo continente.
Yo ya no se hasta qué punto los cuatro o cinco tipos que manejan el cotarro de los mercados a su merced saben qué hacer para sacar a Europa de la crisis, si es que esto les interesa. A ello se une la falta de confianza que tienen las entidades bancarias en la economía: ningún banco presta por la sencilla razón de que no confía en recuperar su inversión.
Y por supuesto no debemos olvidar el trasfondo de esta situación: muchos españoles invocan al espíritu del crédito barato pero olvidan que la deuda privada de nuestro país asciende al 250% del PIB. En este contexto no tengo claro hasta qué punto podría beneficiarnos la reactivación del crédito, a no ser que nuestra solución para salir de la crisis sea dar un patadón al problema hacia delante. ¿Pan para hoy y hambre para mañana?
En El Blog Salmón | El BCE baja un cuarto de punto los tipos de interés hasta el 0,75%
Imagen | World Economic Forum