Hay cópulas asesinas. No necesitamos a Sharon Stone para comprobarlo. Ni tampoco ir a la zoología para mostrar paso a paso la seducción caníbal de la mantís religiosa. Ya lo sabemos. Incluso Jacques Lacan habla del apetito carnívoro del deseo. Y tiene razón, aunque esto nos aleja de la muerte súbita o estado de coma de Wall Street.
Aunque resulte increíble, Wall Street se encuentra en estado de muerte producto de un invento, algo así como ese invento que prometía la eterna juventud y terminó provocando la vejez prematura. Y es que Wall Street, a mediados de los años 80 impulsó a numerosos matemáticos e ingenieros a crear fórmulas que impulsaran los beneficios. Durante años, todo fue en la línea perfecta, hasta que la fórmula más exitosa, terminó por desplomar a la economía mundial.
David X Li quería el Premio Nobel. Si tantos economistas habían pasado a la posteridad con sus fórmulas financieras y sus sorprendentes atajos para lograr la ganancia facil (Merton y Scholes, entre otros) X Li tenía el proyecto que hacía falta. Entre sus numerosos estudios e investigaciones matemáticas y estadísticas, Li dio con una correlación formidable y que llamó “la cópula gaussiana” por empalmar dos campanas de gauss sintonizadas hacia un extremo. Lo que Li no tomó en cuenta es que ese extremo en la campana da Gauss considera hasta el 99% de las posibilidades, es decir deja fuera al 1% de las posibilidades reales.
Y ese 1% que Li dejaba fuera es lo que desató la tormenta perfecta que hundió a Wall Street. Porque Li no consideró que en las situaciones críticas, ese 1% que queda fuera de las consideraciones esenciales, pasa a ser el más relevante, y los escenarios se van al 100% negativo. Esto lo demuestra la variable de los activos inmobiliarios que había ido en ascenso durante 70 años, creado la confianza de que nada la haría cambiar de rumbo, e incentivando todos los pronósticos al alza. Pero ocurrió lo impensable y el precio de los activos comenzó su desplome. Cuando quisieron cambiar la fórmula, era demasiado tarde.
Todo ésto venía de las fórmulas de Merton y Scholes, que ganaron el Premio Nobel de Economía en 1997 justamente por la gran estabilidad que ofrecían en el tiempo (adoptaron la tesis de que el ciclo económico estaba dominado). Por eso, tras su invento formidable para crear ganancias, David X Li fue contratado por JPMorgan, la primera empresa que a mediados de los 90, comenzó a emplear la fórmula de la rentabilidad financiera según Li. Esto duró más de una década. Y el invento de Li se popularizó. Pese a que Li advirtió de sus falencias frente a un escenario complejo. Pero nadie le hizo caso.
David X Li nació en un pueblo rural de China y obtuvo su maestría en Economía en la Universidad de Nankai. Luego ingresó a un MBA en la Universidad de Quebec. Su trabajo en la función de cópula gaussiana le permitió una fácil modelación de los riesgos y simplificar los complejos análisis financieros. La “cópula gaussiana” fue empleada en los análisis del VaR y se convirtió en el instrumento financiero favorito de Wall Street. El resto de la historia es bien conocido. Wall Street vive con respiración artificial y está conectado a tambores de oxígeno.
Más información | El VaR, la técnica que hundió a Wall Street, Wikipedia, WIRED
Imagen | Bittercox