El Banco de Japón ha intervenido en el mercado de divisas mediante la adquisición de monedas extranjeras (dólares y euros fundamentalmentalmente) con el objetivo de frenar la revalorización frente al dólar que arrastra desde hace unos meses, años quizá como bien señala Marc Garrigasalt. El volumen de la intervención no se ha hecho publico pero su magnitud ha tenido que ser importante.
Estos movimientos de intervención son el mecanismo que se plantea el BOJ para aumentar la competitividad de sus exportaciones, dado que sus empresas ven cómo se penalizan a consecuencia de la fortaleza de su moneda. Por contra, su incipiente turismo e importaciones se verán muy perjudicadas en el caso de una devaluación importante. Japón se suma a la ruleta rusa del mercado de divisas vía intervenciones y emprende un camino peligroso que no sale bien en la mayoría de los casos.
Intervenir en los mercados de divisas por parte de los estados, es un mecanismo que persigue alterar el comportamiento del mercado y casos como éste tenemos muchos en la historia. Jesús Pérez nos recuerda cómo el Banco de Inglaterra o Argentina sufrieron en sus carnes las intervenciones fallidas sobre sus respectivas monedas como norma general a los mecanismos de intervención.
En esta tesitura, las posibilidades para que Japón apuntale su economía se sustentan principalmente en un compás de espera a una hipotética subida de tipos de interés en EEUU y en la zona euro de manera que se frene la apreciación de su moneda. Pero si los tipos de interés siguen en sus niveles y EEUU sigue con su política económica, dificilmente Japón pueda frenar una apreciación por más compras de divisas que lleve a cabo. Las compras masivas y continuadas son el camino para la quiebra de los estados y la economía nipona no remonta desde hace mucho tiempo.
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