Cuando la Comisión Europea redactó sus planes para la creación del proyecto Capital Markets Union (CMU), era obvio que el Reino Unido formaría parte de una futura CMU debido a su importancia fundamental en su formación.
En principio, la idea era impulsar el CMU para crear un mercado de capitales común y canalizar financiación a todas las empresas, incluidas las pymes, y para los proyectos de infraestructura que en proceso de expansión.
El objetivo final de este plan era ofrecer a las empresas una mayor oferta de financiación a costes inferiores e incrementar nuevas oportunidades para los ahorradores e inversores para conseguir que el sistema financiero fuera más resistente.
Este proyecto integrador en la Unión Europea tenía una fecha de entrada en vigor en el año 2019, siendo un elemento clave del Plan de inversiones anunciado por la Comisión Juncker en noviembre de año 2014.
No obstante, el resultado del referéndum británico en favor de Brexit plantea dudas sobre el futuro de la CMU debido a que el Reino Unido alberga el mercado de capitales más grande de Europa y la mayoría de los inversores internacionales activos en la UE tiene su sede en Londres.
¿Una oportunidad pérdida para el Reino Unido y la UE?
Europa es un territorio en el que las inversiones son altamente dependientes del sistema de financiación bancario. Además, nos encontramos que según qué países, existen reglas y prácticas del mercado para productos muy dispares... De ahí la importancia del CMU.
Otro de los grandes problemas actuales es que tanto los accionistas como compradores de deuda de las empresas rara vez van más allá de sus fronteras nacionales cuando invierten, lo que se traduce en un elevado coste de oportunidad para ellos.
Con el CMU, se hubiera alcanzado el objetivo de desarrollar un sistema financiero para complementar una financiación bancaria más diversificada con mercados de capitales más profundos y desarrollados.
La libertad en el movimiento de capitales hubiera implicado establecer un auténtico mercado único de capitales en la UE, donde los inversores pudieran invertir sus fondos sin los obstáculos fronterizos y las empresas pudieran obtener los fondos necesarios de una diversa gama de fuentes, independientemente de su ubicación.
Desde el Reino Unido existe una fuerte presión para que Londres no abandone el mercado único y conseguir una estrecha colaboración con el organismo regulador del mercado de capital común. Sin embargo, la Unión Europea está pensando en un mercado común de capitales... Pero sin el Reino Unido.
El coste para el sistema financiero de Londres
El Brexit tuvo una consecuencia política inmediata para el trabajo de la Comisión Europea. La renuncia del comisionado británico Jonathan Hill, responsable de la CMU, y su sustitución por el vicepresidente de la Comisión Europea, Vladis Dombrovskis en julio el año 2016.
Por otra parte, muchos bancos de fuera de la UE utilizan Londres para acceder a otros mercados financieros europeos, especialmente bancos de inversión de Estados Unidos y Suiza. De hecho, los cinco bancos de inversión más grandes de los Estados Unidos, obtienen un 92% de su facturación en el Reino Unido.
Es tal la importancia de La City, que en algunos segmentos del mercado, el Reino Unido representa hasta tres cuartas partes del total de actividad. Si el Reino Unido formaliza el Brexit, la profundidad de los mercados de capitales de la UE se reduciría en un 16%.
Sin embargo, es muy probable que para evitar esta situación, la banca de inversión transfieran parte de sus operaciones a ciudades como Frankfurt, París, Dublín, o quizá Madrid (si hay suerte) y posiblemente los fondos de pensiones y seguros se desplacen a Amsterdam o Luxemburgo.
Por otra parte, si el Reino Unido se hubiera quedado en la Unión Europea, hubiera adoptado una posición muy decisiva en cómo se debería haber regulado este mercado en la creación de un nuevo regulador en substitución del ESMA (European Securities and Markets Authority).
El turno de la Unión Europea para un mercado de capitales común
La Unión Europea ha visto en el Brexit una oportunidad de reconsiderar su proyecto sobre el mercados de capitales y, de manera urgente, buscar la manera de crear un mercado financiero que ofrezca una alternativa a Londres.
En Europa tenemos a Alemania y Francia que ya ostentan sólidas posiciones financieras por encima del Reino Unido. Por ejemplo, Alemania supera al Reino Unido en inversiones FinTech o Francia que alberga una filial de LCH -la principal cámara de compensación de Londres- y concentra gran parte de las aseguradoras.
Ya empezamos a tener movimientos importantes de los grandes bancos de inversión. Uno de ellos lo ha protagonizado recientemente JP Morgan con la compra de un edificio en Dublín (Irlanda) para operar dentro de la UE que finalizará su construcción en 2018.
Tradicionalmente, la City de Londres ha agrupado gran parte de la liquidez y ha proporcionado servicios de gestión de riesgo para el resto de la unión. La salida del Reino Unido del mercado único refuerza la necesidad y la urgencia de seguir desarrollando e integrando los mercados de capitales de la UE.
Escenarios posibles para el Brexit
Después de que el Reino Unido se acogiera al artículo 50, empieza el tiempo de negociar la futura relación Reino Unido-UE. Como referencia tenemos los ejemplos de Noruega, Suiza y Canadá que se citan a menudo para ilustrar posibles escenarios sobre las futuras relaciones entre el Reino Unido y la UE.
El modelo de Noruega prevé la forma más cercana de asociación como el Espacio Económico Europeo (EEE) garantizaría el acceso al mercado único. Sin embargo, el modelo de Noruega parece políticamente imposible ya que incluye obligaciones de pertenencia a la UE, incluida la libre circulación de mano de obra, las contribuciones presupuestarias y la aplicación de la legislación de la UE, aunque tienen muy poca influencia sobre lo que se decide en Bruselas.
El modelo suizo también ofrece acceso al mercado único, sin embargo, con excepciones importantes como el comercio de servicios. La relación se basa en obligaciones y tasas, pero es más selectiva en las áreas de cooperación y sobre la base de un marco de tratados bilaterales que por lo general tardan años en negociarse.
Finalmente, tenemos el acuerdo comercial al estilo de Canadá se acercaría al deseo del Reino Unido de una política independiente, sin embargo, no incluyen la libre circulación de capitales.
Por todo ello, parece muy improbable que en la negociación que se iniciará, la UE conceda al Reino Unido el acceso al mercado de capitales sin respetar todas las demás libertades del mercado único como la libre circulación de personas.