Vía Meneame llego a una noticia con titular rimbombante donde los haya: “La Caixa me niega la apertura de una cuenta por ser indigente”. El caso es que una vez que entramos en la lectura de dicho post, vemos que en ningún momento se ha negado la apertura de la cuenta corriente a este señor, sino que se obliga a la contratación de un seguro para tramitar la apertura de dicha cuenta corriente.
Es decir, nos encontramos con el caso típico de pack de contratación de las entidades financieras, al estilo de te voy a colar por toda la escuadra tantos productos bancarios como yo estime oportuno porque el sistema financiero somos todos y aquí estoy yo para vender mi libro. En esta situación, el futuro cliente tiene dos opciones, bien traga con las condiciones de la entidad y contrata todo aquello que le obliguen, o bien coge el camino de San Fernando y se va a otra entidad que se amolde a la contratación que él desee. El problema se crea realmente si todas las entidades financieras se alinean en la misma tesitura y todas obligaran a contrataciones adicionales. ¿Se debería entonces definir un derecho universal a los servicios bancarios básicos como la apertura de una cuenta corriente?
Echevarri escribía hace tiempo sobre este punto, negando la mayor y criticando duramente la propuesta de una universalización del derecho fundamental a la bancarización que nos quiere imponer la UE. Y el caso es que no estoy de acuerdo con esta universalización de los servicios financieros siempre y cuando la Administración Pública no nos oblgue de facto a estar bancarizados.
Es decir, un ciudadano debe ser libre para escoger si se quiere mantener al margen o no del sistema financiero. Hoy en día, hay muchas personas que prefieren guardar sus ahorros en efectivo en sus casas, no usar tarjetas de crédito e incluso rechazar las domiciliaciones bancarias como medio de pago. Eso sí, recurren al ingreso o pago de recibos por ventanilla y adaptan sus economías al manejo de efectivo.
Son libres y organizan sus economías como buenamente quieran, pero si para solicitar la devolución de la declaración de la renta o para cobrar una ayuda pública me obligan a la apertura de una cuenta corriente como es el caso, debe existir un sistema que sufrague dicha imposición por decreto-ley.
La bancarización está tan extendida que alcanza a más del 95% de la población, pero ese 5%, que insisto, no sabemos a ciencia cierta si se han autoexcluido del sistema bancario o han sido expulsados por el propio sistema, necesita una cobertura para las propias imposiciones de la administración pública. O eso, o que nuestra administración articule los mecanismos oportunos para relacionarse financieramente con los excluidos del sistema bancario.
Existen una cosa que se llaman cheques o cartas de pago que no requieren por norma la existencia de una cuenta corriente para cobrar una prestación o recibir una ayuda pública y por tanto, las fórmulas para vivir al margen del sistema financiero, están ahí, sólo es necesario que la Administración también cumpla su parte..
En El Blog Salmón | ¿Qué son las microfinanzas?, Suevia quiere acabar con el dinero en efectivo
Imagen | La Caixa