A los pocos días de reincorporarme al blog publique el post Libertad y deuda. El bueno de Remo ya me avisaba que me pusiese casco para esperar los comentarios, y efectivamente hubo lluvia de piedras. Pero los hechos son tozudos. Ni la libertad, ni la soberanía, ni la democracia, ni la fraternidad universal pueden amparar conductas irresponsables, y al final de la escapada financiera los acreedores suelen tener la última palabra. Así que no me lleve ninguna sorpresa con la reforma del art. 135 de nuestra Carta Magna. Claro que dicho ultraje a juicio de algunos, no ha sido suficiente para otros, ya que la eficacia del texto constitucional en esta España discutida y discutible es más que dudosa, y si no nos la creemos nosotros, mucho menos nuestros acreedores internacionales.
Digamos que después de haber prometido que seremos buenos, que nos hemos reformado y que ante todo pagaremos lo primero de lo primero nuestras deudas, nos encontramos con que no nos creen. O mejor dicho, no se creen a nuestros políticos. Normal, yo tampoco lo haría, por mucho que a algunos de ellos les cause perplejidad que el mundo del dinero no trague con sus compromisos de tercera. Así que ahora algunos ya claman exigiendo los eurobonos, o lo que es lo mismo, que el vecino del ático avale al del bajo para que pueda pedir un crédito para las vacaciones, cosa que el insolidario de la planta alta descarta. Y algunos se plantean si no sería una solución el fideicomiso tributario.
En Foro Económico, Andres Neumeyer plantea esta solución que ya usó en su momento Felipe II, convencido de que estamos ante un peligroso Juego del Cobarde entre el BCE (Alemania and Friends) y los países más afectados por la crisis de deuda. Unos no ajustan de verdad sus políticas ante la creencia de que el BCE finalmente intervendrá y no les dejará caer, y el BCE no acaba de intervenir, más bien lo contrario, fomentando el miedo para que se disparen los tipos y esto lleve a los países a ajustar sus políticas.
¿Cuál es la solución que plantea Neumeyer ante el miedo de los acreedores ante un incumplimiento de los deudores, por mucha reforma constitucional o misiva griega que se firme? El mencionado fideicomiso tributario:
Los impuestos pagados por los contribuyentes en vez de ir a una cuenta del tesoro nacional irían a una cuenta de un ente independiente (una autoridad de la Unión Europea, el FMI?). Este ente independiente, pagaría la deuda que corresponde pagar en cada período y giraría el remanente al tesoro nacional para que lo utilice para pagar el gasto público. El ente independiente hasta podría estar a cargo de la recaudación de impuestos también.
En definitiva, y para el que no lo haya entendido, la cesión de la recaudación en bloque de los ingresos fiscales a Europa, y como contrapartida de la misma, el respaldo financiero de la misma a la deuda nacional, incluso llegando a la emisión de eurobonos. En definitiva, una cesión más de soberanía, en este caso de la política fiscal, o al menos de una de sus dos patas (la recaudatoria) quedando la otra, la del gasto, para un próximo capítulo.
Y es que seamos serios, no creo que a medio/largo plazo se conformen con que la gestión recaudatoria esté controlada por un órgano central europeo, ya que, a pesar de la las normas armonizadoras, a los estados miembros les quedaría una fuerte capacidad normativa en cuanto a los impuestos. Y que decir del tema del gasto público (recordemos que ya se esta estudiando la posibilidad de que los presupuestos generales de cada pais hayan de pasar por un filtro europeo). Si continuan existiendo el euro y la UE, los Estados deberán ceder una enorme parte de sus competencias fiscales a las instancias europeas, si o si.
En definitiva, me vuelvo a ratificar en lo que afirmé en su momento. La soberanía esta sobrevalorada y vayámonos despidiendo de ella en los próximos años.
Vía | Foro Económico
En El Blog Salmón | Hay que vincular las políticas monetarias y fiscales, El problema de los shocks asimétricos