Si alguna vez existieron dudas sobre quién terminaría pagando por los tipos negativos impuestos por el BCE, la respuesta parece cada vez más evidente: como no podía ser menos, pagaremos usted y yo, los pequeños ahorradores y depositantes.
Si en principio parecía que el límite de la banca por cobrar por sus depósitos a clientes estaba en los cinco millones de euros, como bien nos explicó Alejandro hace unos meses, en los últimos días esta cifra parece haberse rebajado hasta sólo 100.000 euros.
La noticia saltó ayer: una pequeña cooperativa de crédito alemana de la zona de Baviera, Raiffeisenbank Gmund & Tegernsee, será la primera entidad financiera de Europa en aplicar un tipo de interés negativo del -0,4% a sus clientes para los depósitos que superen la cuantía de 100.000 euros.
Según señalan desde la entidad, los tipos negativos del BCE le cuestan al banco unos 4.000 euros anuales por cada millón de euros depositado, de ahí la aplicación de esta medida. En principio, indican que esta sólo afectaría a menos de 140 de sus clientes, a los que ya se les ha advertido de la nueva situación. ¿Se ha abierto la veda?
El BCE, el Quantitative Easing y los interese negativos
Como recordarán, en enero de 2015 el BCE lanzó su esperado Quantitative Easing, consistente en la compra directa de importantes cantidades de bonos en el mercado. A su vez, en marzo de este año los tipos de interés llegaron al 0% y los depósitos de los bancos europeos en el BCE se cobran al 0,4%.
La intención por parte del BCE parece clara: que los bancos presten, que el dinero fluya y que se invierta en la economía. Así evitaríamos entrar en una espiral inflacionista y la actividad económica se relanzaría mediante deuda barata y sin sentido, si me permiten opinar. Sin embargo, ¿está ocurriendo esto realmente?
Los bancos europeos no parecen muy por la labor de volver a incentivar el crédito barato. Con la reciente crisis financiera aún en las retinas de todos, hay miedo a inversiones poco rentables y a locuras financieras que se traduzcan en impagos y en aún más morosidad bancaria. Por ello, la otra opción de la banca para compensar los cerca de 5.000 millones de euros anuales que se estiman cuestan los intereses negativos del BCE, es trasladar este coste a los consumidores finales.
Raiffeisenbank Gmund & Tegernsee ha sido el pionero, pero todo parece indicar que el camino a seguir por la banca privada será ese: compensar el coste de los tipos negativos bien haciendo pasar a los clientes de las entidades bancarias por caja para que paguen por el dinero depositado y custodiado, o bien de una manera menos transparente y más sucia aún: mediante un incremento de los intereses y de las comisiones (sin ir más lejos, ya se están dando casos en nuestro país).
Entonces, ¿qué hacemos con los ahorros?
En un mercado de competencia perfecta nadie temería una decisión como la de la cooperativa alemana, pues la competencia entre empresas daría lugar a que los clientes abandonasen esta entidad y buscasen otra en la que no se le cobrase por sus depósitos. Sin embargo, el problema está en que el oligopolio que forma la banca europea no va a merendarse los 5.000 millones anuales de pérdidas provocados por los tipos de interés negativos, por lo que a los ahorradores no les va a quedar más remedio que pagar.
Hace ya bastante tiempo que los depósitos no ofrecen grandes rentabilidades, forzando a los pequeños ahorradores a buscar mejores rentabilidades en los mercados financieros. Cada vez parece más claro que el futuro de los ahorradores será ese: los que no quieran pagar por sus ahorros tendrán que olvidarse de depósitos e ipfs (imposiciones a plazo fijo) y buscar destinos no tan relajados para sus ahorros: renta fija, renta variable...
Imagen | Sean McMenemy