Hace unos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó las variables de submuestra de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2015, las cuales nos permiten trazar un panorama bastante interesante sobre las características del empleo y del paro en nuestro país.
Lo primero que hace la estadística es desmentir el mito popular de que en España hay más jefes que empleados, algo que ya todos sabemos que lógicamente es imposible, pero que en ocasiones nos parece real cuando estamos trabajando: en 2015 la mayoría de los trabajadores españoles tenía jefe pero no tenía subordinado.
En concreto, de los 17.866.100 ocupados que hubo en nuestro país el pasado año, uno de cada siete tenían jefe pero no tenían ningún subordinado, es decir, eran empleados rasos. En datos absolutos estamos hablando de 12.486.000 personas (1,3 puntos más que el año anterior). De ellos, el 50,2% son mujeres, por lo que la paridad es absoluta.
En el lado contrario de la balanza, este conjunto de empleados se encuentra dirigido por un grupo formado por 3,4 millones de jefe de distinta graduación, de los cuales 2,26 millones son hombres y 1,18 millones son mujeres. Aquí ya empiezan a ver diferencias en cuanto al sexo y, cuanto más ascendemos en la pirámide de jefes, más notables se vuelven.
A parte de estos dos grupos nos queda un 10,7% de trabajadores (un punto menos que el año anterior) que no tienen ni jefes ni empleados, es decir, autónomos en su mayoría, de los cuales 1.265.700 son hombres frente a sólo 648.100 mujeres.
¿Por qué están parados los parados?
Difícil pregunta a la que intenta dar respuesta esta estadística. La mayoría de las personas desempleadas en 2015 procedían de situaciones previas de empleo, es decir, estaban trabajando con anterioridad. En concreto, de los 5.056.000 parados de media que hubo ese año, 4.530.800 habían trabajado anteriormente.
El principal motivo para poner fin a la relación contractual entre la empresa y el trabajador fue la finalización de contrato, que afectó a 2.211.400 parados con empleo anterior (el 48,8% del total). Hablamos de contratos que finalizaron y no se renovaron. Por desgracia, no tenemos más información para analizar las causas. Habría sido interesante.
La segunda razón de peso importante fue el despido o supresión del puesto, que afectó al 12,4% de los desempleados con experiencia laboral previa. No obstante, es importante resaltar aquí que este porcentaje fue del 17% en 2014, lo que significa que los despidos disminuyeron desde los 864.300 de 2014 hasta 560.000 en 2015, una reducción significativa.
Formación, empleo y paro
La formación y el empleo siempre están relacionados. Según la submuestra anual de la EPA, considerando la población española de 16 y más años, el 61,34% sólo tenía programas de formación básica, es decir, titulaciones tipo ESO o Bachillerato, sin estudios superiores. Mientras tanto, el resto de la población tenía alguna especialidad, de entre las que destacan el sector de estudios de enseñanza comercial y administración (7,97%), mecánica, electrónica y otra formación técnica (5,94%) y salud (4,38%).
En la siguiente tabla se observan las tasas de actividad por sector del nivel de formación alcanzado y el sexo:
Como podemos observar, el sector de periodismo e información fue el que presentó la mayor tasa de actividad el pasado año (89,54%), seguido por las personas instruidas en informática y ciencias de la computación (89,44%). Por el contrario, las personas con programas de formación básica presentaron tasas inferiores al 50% (57,60% los hombres y 40,73% las mujeres).
En definitiva, la relación parece clara: el nivel de formación alcanzado y el sector de estudios de esta formación son factores determinantes de la tasa de actividad de la población. Además, por sexos las diferencias vuelven a ser notorias: los hombres suelen tener menos problemas que las mujeres para encontrar empleo.
En cuanto al desempleo, las tasas de paro más elevadas en 2015 se registraron entre las personas que habían seguido programas de formación básica (28,18%). No es ninguna sorpresa: a menor nivel de formación, menor probabilidad de encontrar empleo y mayor de acabar en la lista del paro.
En el lado contrario de la balanza encontramos que las tasas de paro más reducidas se encontraron entre las personas que habían estudiado matemáticas y estadística (8,20%), en derecho (9,58%) y en salud (11,39%). Mientras tanto, arquitectos (23,49%) y trabajadores del medio ambiente (25,58%) son los trabajos cualificados para los que hay más paro.
Imagen | No man´s land