Normalmente se tiende a analizar el mercado laboral mediante la valoración del empleo asalariado es decir, los trabajadores. Constantemente se analiza los niveles de contratación mes a mes. Pero, el mercado laboral es mucho más que el empleo asalariado, también tenemos el “empleo no asalariado”.
Cuando hablamos del empleo no asalariado, nos referimos a aquellos que trabajan por cuenta propia. Estos son los empleadores que tienen su propia empresa contratar a trabajadores y también, los trabajadores independientes que carecen de empleados a su cargo, los conocidos como autónomos.
Dentro de los empleos no asalariados también podríamos destacar aquellos miembros de cooperativas que trabajan en ellas y también los trabajadores familiares no remunerados en algunos países, como en el caso específico de España, que están cubiertos por la Seguridad Social.
En total, según los datos publicados Encuesta de Población Activa (EPA), al finalizar 2018 teníamos un total de 3,1 millones de trabajadores no asalariados o por cuenta propia. Esta cifra se asemeja a los datos de la Seguridad Social que contabilizan 3,2 millones de de trabajo no asalariados, lo que implica un total del 15,9% del total de la ocupación en España.
Para entender por qué nos encontramos en los actuales niveles, desde el año 1964 hemos visto como el peso relativo del empleo no asalariado ha ido cayendo paulatinamente ya que a principios de los sesenta reflejaba un 44% de los ocupados no eran asalariados.
Esto se debe a que el sector de la agricultura tenía un peso significativo sobre la economía del país y también sobre el empleo que representaba el 40% del total. En aquel entonces en el sector agrícola teníamos una tasa del 74% trabajadores no asalariados.
Debido a que la agricultura ha ido perdiendo peso el PIB español frente a una mayor industria y, muy especialmente, por un sector de servicios cada vez más dimensionado, en los últimos 55 años hemos reducido prácticamente 30 puntos porcentuales la tasa de empleo no asalariado, hasta situarnos tan solo 2 puntos porcentuales por encima de la media europea.
El mercado laboral ha estado tendiendo en estos años a un empleo salarial. Pero, ante la dualidad del mercado laboral con contratos indefinidos ultra protegidos, la figura del empleo temporal surgió para aportar en el grado de flexibilidad necesario se necesita el sector empresarial ante los cambios de demanda.
El empleo por cuenta propia ha sufrido un duro desgaste en estas décadas y únicamente vimos un tímido repunte con las medidas de tarifa plana que impulsó el Gobierno de Mariano Rajoy.
El perfil del no asalariado y una comparativa sobre nuestro entorno
Sí tenemos que dibujar un perfil sobre el empleo no asalariado, en términos generales, es una categoría ampliamente masculina en la que la mujer está infrarrepresentada en esta modalidad laboral y, en en relación con la edad, están mayormente representados los trabajadores de mediana edad.
Esta podría ser la base para dibujar un perfil tanto a escala española como escala europea. No obstante, hay algunas diferencias si el punto de análisis es el nivel educativo. En el caso español, el nivel educativo de autónomos y empleadores tiende a ser más bajo frente a los trabajadores asalariados.
En Europa ocurre lo contrario, los autónomos y especialmente los empleadores, son las categorías de empleo que disfrutan un nivel educativo mayor frente a los asalariados. Y, respecto a Europa, los trabajadores no asalariados en Europa, el empleo no asalariado en España disfruta de un menor peso entre los profesionales liberales de los servicios.
Luxemburgo, Alemania, Estonia, Austria y Francia destacan por sus bajas tasas de empleo no asalariado, aunque con gran incidencia del colectivo de empleadores. En el extremo contrario, Grecia, Italia, Portugal y los Países Bajos tienen las mayores tasas de empleo no asalariado, con un bajo porcentaje de empleadores en el total.
