El próximo jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicará la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al segundo trimestre del año y ya comienzan a sonar las voces que apuntan a que registrará la mayor caída del paro de toda la crisis. También desde Asempleo, la mayor asociación de agencias privadas de empleo, aseguran que la caída del número de parados será ligeramente superior a 100.000, con lo que la tasa de paro podría ceder cinco décimas, hasta el 26,73 %.
A la espera de que se confirmen estos datos cabría hacernos la siguiente pregunta: ¿Ha tocado fondo la destrucción de empleo y comienza la recuperación económica? En mi opinión, la respuesta a la primera parte de la pregunta es afirmativa: con más de 6 millones de parados y una tasa de desempleo por encima del 27 %, poco más puede empeorar la situación. Las cifras de paro en España ya se salen completamente de las estadísticas comunitarias y sólo son comparables con las de Grecia, país rescatado que se encuentra en una situación económica aún peor a la nuestra. Sin embargo, hemos de tener un par de factores muy en cuenta antes de sacar conclusiones precipitadas. En primer lugar, durante los meses de verano el paro siempre baja debido a las contrataciones estacionales relacionadas con el turismo. Nos referimos a personas que consiguen un empleo temporal en estas fechas pero que probablemente vuelvan a engordar las listas del paro a partir de septiembre. De esta forma, casi con toda seguridad el paro volverá a subir durante el invierno. No en vano, las previsiones del Gobierno ya apuntaban a que el paro quedaría en el 27,1 % a final del año y que hasta 2016 no bajaría del 25 %.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta la condición indispensable que ha de producirse para que vuelva a crearse empleo: la existencia de crecimiento económico. A día de hoy, el PIB decrece, o como le gusta llamarlo a los economistas: crece negativamente. Las previsiones apuntan a que durante los últimos meses del año la tasa de crecimiento del mismo será positiva y que ya en 2014 podremos observar un tímido crecimiento durante todo el año. Sin embargo, lo más probable es que ese tímido avance no sea suficiente para dinamizar el mercado de trabajo y lograr que aumente considerablemente la contratación.
En conclusión, sea cual sea el resultado de la EPA que conozcamos dentro de un par de días, el optimismo de nuestros políticos debería ser muy moderado para no dar falsas esperanzas a los desempleados. Los brotes verdes son hoy por hoy inexistentes y nada hace pensar que la situación cambie en los próximos meses. La travesía del desierto está siendo dura, pero aún queda un largo camino por recorrer antes de divisar la luz al final del túnel.
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