Los trabajadores del sector público están hoy de huelga. Esta huelga tiene su base en el tijeretazo y en el recorte salarial del 5% a los funcionarios que ha llevado a cabo el Gobierno. Como en todas las huelgas, tenemos dos datos; por parte de los sindicatos organizadores, una participación del 75%, por parte del ejecutivo, una participación del 16% en el turno de noche.
En cualquier caso, esta huelga es un pulso a la población para la hipotética convocatoria de huelga general que planean los sindicatos con la vista puesta en la reforma laboral que está pendiente de negociación y aprobación. Y la impresión que tengo es que ni esta huelga, ni una huelga general van a tener la aceptación que los sindicatos esperan ni el seguimiento masivo de otras huelgas generales.
Las cuentas públicas ahorrarían hoy 340 millones de euros si todos los empleados públicos secundaran la huelga. Este ahorro va a ser mucho menor dado que absolutamente todos los afectados por el recorte de sus nóminas saben que están luchando contra un recorte salarial que no tiene vuelta atrás, al menos a corto plazo.
Con esta tesitura, protestar equivale al pataleo de un niño chico, dado que el éxito de la protesta no se puede cuantificar por la participación sino por la mejora en los derechos laborales. El Gobierno no va a dar marcha atrás con el recorte salarial por más huelgas que hagan los empleados públicos, al igual que va a aprobar la reforma laboral con consenso o sin él.
Esto son lentejas, y el que quiere las toma o el que no las deja y contra las decisiones económicas de este calado, la marcha atrás implica la disolución del Parlamento y la convocatoria inmediata de elecciones.
La credibilidad del Gobierno y por ende de nuestro pais saltaría por los aires si se cediera a las reivindicaciones de esta huelga o la huelga general, por lo que es de ley que los sindicatos convoquen estas movilizaciones, pero todos tienen que tener claro que estas huelgas no van a servir absolutamente para nada, simplemente muestran descontento, no hay posibilidad de éxito en ninguna reivindicación. ¿Merece la pena sacrificar el salario de un día por la huelga? Yo creo que no, pero cada cual ejerce sus derechos como buenamente quiere.
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