Los lunes al sol fue todo un éxito. León de Aranoa piso moqueta a base de bien a cuenta de ella. Y tuvimos a Bardem, perdón a Santa, el personaje, vendiéndonos su mensaje de pobre víctima trabajadora del sistema durante todo el metraje. A pesar de los pesares, quizás debido a que como bien dijo Angel Alberto, me gusta ir contra corriente, como al salmón, no me gustó nada, ni en el fondo ni en la forma.
Y es que debo ser un monstruo, pero la secuencia del niño deja muy claro cómo ven los chicos progresistas las cosas. A la hormiga que trabaja y que se lo curra le llaman especuladora, y otras cosas irreproducibles. A la cigarra, que se había pasado todo el verano de mambo, la hormiga debía invitarle a su casa a pasar el invierno. Eso es el socialismo. Y como para el niño eso podía sonar muy fuerte, le viene con el eterno cuento (eso si que es un cuento) que es que las cigarras lo son de nacimiento, que no tienen posibilidad alguna de ser otra cosa. Y en el fondo, tras ver toda la película, tiene a su pesar razón. El grado de gorronería de Santa debe tener origen genético, no hay manera de ser tan irresponsable.
Y, mientras Santa adoctrina al niño, el resto de los héroes de la clase trabajadora poniéndose tibios a cuenta de del dueño de la casa (hormiga especuladora) y robándole los zapatos.
Si, lo se, soy un hijo de Caín.