Encontrar trabajo hoy en día se ha convertido en una tarea casi titánica. En este contexto de desesperación social sobresale un grupo de demandantes de empleo con una característica común que actúa como una barrera más de entrada al mercado laboral: la falta de experiencia previa.
Según la última EPA, el número de parados que está buscando su primer empleo aumentó en un 8 % en el tercer trimestre, hasta las 594.800 personas. Pese a que el ritmo de crecimiento de este colectivo se ha frenado tras haberse disparado a partir de 2007, nunca antes en España había habido tanta gente sin ninguna experiencia laboral previa tratando de conseguir un empleo. Si profundizamos un poco más en los datos descubrimos que al finalizar el tercer trimestre del año, en el colectivo de parados sin experiencia nos encontramos con 199.000 desempleados que sólo tenían formación primaria, 154.000 con secundaria, 77.000 universitarios y 39.000 titulados en FP. Por tanto, ¿es más fácil conseguir un empleo con mayor formación académica? Parece que sí.
Me pregunto cuál será el plan del Gobierno para encontrar un hueco en el mercado laboral para este colectivo de personas. Ante una mayor oferta, las empresas se han vuelto más exigentes a la hora de seleccionar a sus empleados. ¿Qué futuro les espera entonces a aquellos parados que aún no han conseguido demostrar su valía profesional, máxime cuando su formación es mínima?
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