En los últimos años, nos hemos acostumbrado a una reducción constante de la tasa de desempleo. Si en el primer trimestre del año 2013 la tasa de paro se encontraba en el 26,94%, actualmente la tasa se encuentra en el 16,74%.
A pesar de esta notable mejoría, si lo analizamos por comunidades autónomas, Andalucía y Extramadura destacan por presentar tasas de desempleo disparadas: Andalucía (24,74%) y Extremadura (25,94%). Como podemos ver, estos datos se acercan bastante a la media nacional vista en la última crisis, por lo que el deterioro en materia de empleo es importante en estas comunidades.
Pero ¿a qué se debe estos altos niveles de desempleo en ambas CCAA? ¿qué factores de fondo explican una diferencia de alrededor de 8 puntos porcentuales frente la media nacional? En las siguientes líneas lo detallamos.
El caso de Andalucía
Andalucía es la Comunidad Autónoma con mayor peso relativo en el Estado: el 24,32% de los parados del conjunto del Estado son andaluces. Prácticamente, uno de cada cuatro desempleados españoles es andaluz.
Durante la fase de expansión económica vinculada al boom inmobiliario, la tasa de paro más baja de Andalucía se vió en el segundo trimestre de 2007 cuando se llegó al 11,95%. En el punto más duro de la crisis económica, el desempleo de Andalucía alcanzó una tasa del 35,67% en el segundo trimestre de 2013, catalogándose como la región europea con el mayor desempleo.
Debería hacernos reflexionar por qué el nivel más bajo en una etapa de expansión económica no descendió de los dos dígitos y se puede intuir que algo no anda bien para los intereses de los trabajadores andaluces.
En primer lugar para entender la realidad de Andalucía debemos examinar su tejido empresarial que está constituido principalmente por pequeñas y medianas empresas. Según datos del Directorio Central de Empresas (DIRCE) del INE, a 1 de enero de 2017 había 501.745 empresas. De esta cifra, más de la mitad no tenían empleados, 229.643 tenían empleados, el 91,67% de éstas entra dentro de la categoría de microempresas con menos de 10 trabajadores, y sólo 493 empresas tenían más de 200 trabajadores.
Otra de las razones por las que no está funcionando su mercado laboral es que históricamente ha habido una movilidad laboral bastante baja en el mercado laboral español. En otras palabras, la gente no se mueve mucho de donde no hay trabajo a donde sí lo hay. No hay estudios de las razones para justificar esta aversión... tal vez se deba a diferencias culturales regionales o a fuertes lazos familiares. Sea cual sea la razón, se imposibilita drenar esa potencial demanda laboral a otras regiones.
Andalucía destaca por su alto nivel de protección del desempleo, sobre todo en el ámbito rural con el llamado PFEA -Programa de Fomento de Empleo Agrario-. Este es un programa de subvenciones destinado para los trabajadores eventuales del campo que reduce los incentivos a la búsqueda de empleo al ofrecer una renta en aquellos momentos en el que no están en el campo.
El PIB agrario andaluz ha oscilado en los últimos años entre el 4 y el 4,5% del PIB total andaluz. Dado que el sector agrario es muy estacional, cuánto más PIB pese este sector mayor repercusión generará en los altos niveles de desempleo. Para comparar estos datos, la cuota del sector agrario en el PIB total andaluz dobla la cuota del sector agrario a nivel español y europeo.
En tema de impuestos Andalucía no destaca precisamente por ser un paraíso fiscal. Esta comunidad cosecha una amplia gama de impuestos propios -hasta ocho propios-. A ello, hay que añadir que el IRPF es de los más altos de España, al igual que el impuesto de Sucesiones y de Donaciones.
El caso de Extremadura
Extremadura se caracteriza por su baja densidad de población. Con una densidad de población de 25,89 habitantes/km2, es una de las regiones más escasamente pobladas de España. Los datos preliminares del INE a partir del 1 de enero de 2017 sitúan la población de Extremadura en 1.077.715 habitantes, es decir, el 2,32% del total de la población española.
Uno de los puntos más destacados de Extremadura es que su PIB per cápita es de 17.262 euros, 7.737 euros inferior a la media nacional y el más bajo de todas las comunidades autónomas españolas. Las aportaciones de los diferentes sectores económicos al PIB regional en el año 2016 se descompone de la siguiente manera: Servicios 71,36%, Industria 14,51%, Construcción 7,65% y Agricultura 6,48%.
Al igual que Andalucía pondera muy altamente la pequeña empresa, la actividad agrícola tiene mayor relevancia que la media nacional hasta alcanzar el 6% del PIB de la región, es la otra CCAA beneficiada por las subvenciones del PFEA y también le afecta fuertemente la baja movilidad en España para conseguir empleo.
Sin embargo, el tejido empresarial está aún más deteriorado que el de Andalucía pues se compone en un 96,60% por pequeñas empresas, con 10 o menos trabajadores. Después de varios años de erosión del tejido empresarial, a principios de 2017 se registró un aumento del 0,55% en el número de empresas en comparación con el año anterior.
Extremadura también coincide con Andalucía por la represión impositiva existente. La figura del IRPF penaliza especialmente a las rentas medias y altas. Andalucía incorpora en su fiscalidad cinco figuras impositivas propias. Es una de las comunidades que más presión ejerce en el Impuesto de Patrimonio y la segunda, por detrás de Andalucía, con mayor presión fiscal ejerce sobre las herencias.
Asimismo, uno de los punto más negativos reside en el nivel educativo de la población adulta extremeña (de 25 hasta 64 años). Si la media nacional es del 43,4% para los estudios inferiores a la segunda etapa de Educación Secundaria, en Extremadura la cifra se eleva hasta el 57,3%, siendo la CCAA con una menor calidad en su formación.