Ayer vimos la noticia preocupante de que varios trabajadores de una planta de maquinaria de construcción en Francia detuvieron a cuatro directivos durante 24 horas.
Hoy vemos al presidente de Francia premiar a esos trabajadores.
Yo entendía que detener a alguien en contra de su voluntad es secuestro y un acto que implica violencia, ya que violencia o su amenaza es lo que se utiliza para poder conseguir la detención involuntaria.
También entendía que actos de secuestro y de violencia eran ilegales, por lo menos en un estado de derecho normal.
No entiendo que cuando estos actos ocurren en un lugar de trabajo, que la ley ya no reina.
El presidente de Francia no sabe esto, o no quiere saber, y anunciar que salvaría a la planta después de que los trabajadores hayan cometido su delito es una barbaridad populista inaceptable.
Parece que el presidente de Francia no se da cuenta que cuando permite que ciertas actuaciones tengan éxito, se repetirán y si permites acciones criminales y estas tienen éxito, estás incentivando la actuación criminal. Está promocionando la violencia entre trabajadores y sus directivos.
El presidente de Francia debería demostrar más responsabilidad y vergüenza.
Vía | Reuters
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