Este post va de ideas, ideas para matar a las tarjetas de débito y crédito, sobre todo desde que un cajero no hace muchos días me dejó sin poder sacar dinero por un problema técnico en el mismo y no me devolvió la tarjeta. No me voy a referir a los peligros implícitos de las tarjetas y al mal uso que muchas personas le dan.
En este sentido, creo que la innovación en el sector financiero tiene un largo camino por delante para matar a la tarjeta de crédito y mejorar ampliamente los servicios financieros a la hora de obtener dinero y mejorar los medios de pago basados en sistemas físicos y virtuales. Por ejemplo, si no necesito sacar dinero de mi cuenta, las técnicas de reconocimiento basadas en la huella dactilar, en el DNIe o en el reconocimiento de la retina, deberían ser dispositivos más que autónomos para identificarme correctamente en un cajero automático sin tarjeta y no tener que estar condicionado por un trozo de plástico que se rompe o da más problemas que ventajas.
En esta línea, los usuarios avanzados podríamos asociar a qué cuentas queremos acceder mediante estos sistemas mediante una simple configuración en la banca electrónica. Por supuesto, mediante estos sistemas los usuarios tendríamos un mayor grado de libertad para fijar los límites de operaciones y las cuentas asociadas a nuestras tarjetas virtuales.
Muchos estaréis pensando que para los cajeros automáticos puede ser una solución buena pero que nos dejamos a un lado los medios de pago como son los TPVs. En este punto, el sustituto adecuado para la tarjeta de débito o crédito puede ser el teléfono móvil, ya sea un smartphone de última generación o un teléfono móvil que permita el envío y recepción de SMS.
Imaginemos que yo necesito pagar 100 euros en una determinada tienda. El TPV debería mandar una petición a mi entidad financiera; bastaría con que yo le dijera a qué entidad debe dirigir la solicitud de pago proporcionando mi DNI o mi número de teléfono móvil para que la propia entidad me mandara un SMS con un código de verificación y autorización de la operación de pago.
El TPV podría finalizar la operación introduciendo el código de verificación que yo le digo y que me ha hecho llegar a mi teléfono móvil. Y si además contamos con teléfonos más avanzados, con el iPhone o la BlackBerry, las posibilidades que se abren son inmensas, dado que podríamos contar con el sistema de verificación dentro del teléfono.
Es curioso como un invento como la tarjeta de crédito o el cajero automático han evolucionado relativamente poco dentro del mapa de los servicios financieros y no se han adaptado a los cambios tecnológicos con la misma facilidad que otros sectores. Imagino que los clientes siguen siendo reacios a la "tecnología de lo desconocido".
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