Lo mejor que puedes dejar en herencia

Lo mejor que puedes dejar en herencia
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Para muchos lo mejor que se puede dejar en herencia es un piso, ese ha sido uno de los motivos por los que se han hipotecado a varias décadas, para dejar algo a los hijos. Están equivocados. Ese no es el mejor activo que se puede dejar. Existe uno que no se puede perder por deudas ni que tampoco se puede perder en una noche en un casino. Tampoco es expropiable, no está sujeto al impuesto de sucesiones y donaciones y puede ser trasladado fácilmente de un país a otro. Las élites de Estados Unidos lo han comprendido, y lo que más les importa dejar a sus hijos es un cerebro.

Quizás se pueda opinar que la riqueza es más importante, pero por ejemplo si miramos los centros de economía del conocimiento, como Sillicon Valley, Nueva York o Londres lo que más predominan son los cerebros. Las empresas no buscan a una persona rica salvo para venderle algo, pero sí buscan a un buen cerebro para que produzca para ellos. Dejar dinero (en pisos, empresas, etc) no garantiza ingresos, en cambio dejar un cerebro hace que la prole se pueda ganar la vida e incluso aumentar el patrimonio familiar.

De hecho los cerebros se están convirtiendo en los nuevos activos odiados. En San Francisco el odio y los ataques no van a los coches de alta gama que se ven en la ciudad, sino a los autobuses que transportan a los trabajadores de las empresas de alta tecnología a sus puestos de trabajo.

Familias de dos cerebros

Antiguamente cuando sólo trabajaba el padre, sólo había uno que proporcionaba ingresos. Pero actualmente lo normal es que trabajen los dos, de modo que se duplican los ingresos que entran en la casa, especialmente porque las personas con títulos universitarios tienen a emparejarse con personas con estudios universitarios, incrementando los ingresos que tiene la familia.

Además las familias con estudios tienen menos posibilidades de divorciarse, algo que por un lado empobrece y por otro desestabiliza el hogar. En Estados Unidos sólo el 9% de las madres con titulación universitaria no están casadas, mientras que es el caso del 61% de las madres que no se graduaron en el instituto.

Por otro lado los padres más ricos y más educados estimulan más el cerebro de sus hijos y los llevan a mejores colegios. En Estados Unidos un niño de un hogar pobre a los tres años ha oído 30 millones menos de palabras que un niño de un hogar más rico, haciendo que su cerebro esté menos estimulado.

A medida que el niño crece será llevado a un mejor o peor colegio (¿pensamos en el colegio como un sitio para almacenar al niño unas horas o como un lugar para que se desarrolle intelectualmente?). El niño rico es más probable que haya ido a clases de mandarín y que haya aprendido a tocar un instrumento. A los 18 tendrá más posibilidades de conseguir becas, no de capacidad ingresos, sino de capacidad intelectual. Además se sentirá más confiado en sus estudios, con lo que seguramente los finalizará con mejor capacidad de éxito. Y el ciclo se repetirá.

Aumentar la igualdad, aumentando los cerebros

¿Queremos aumentar la igualdad? Igualemos los cerebros. Pero se deben igualar los de abajo con los de arriba, no limitando a los padres que desean sacar lo mejor de sus hijos. En ese sentido, por ejemplo, la Junta de Andalucía lo hace mal. Recientemente ha prohibido a los colegios que pidan más libros de los gratuitos y también que se publiquen clasificaciones de colegios e institutos. No es tan malo que unos colegios sean mejores que otros, como querer tapar el problema y afirmar que todos son excelentes. Barrer y dejar la porquería debajo de la alfombra simplemente no la hace visible, pero sigue existiendo.

En cambio es mejor mejorar las condiciones para los que están en peor situación. Es más acertado por ejemplo el caso de la University of Texas at Austin que sin reducir el nivel de exigencia, tienen un programa especial para aquellos que se sienten intimidados en la universidad ante el reto de sacar una titulación universitaria. Son mejores los programas que tratan de concienciar a las madres más pobres de que es importante que hablen a sus hijos todo lo posible. Es mejor poder evaluar a los profesores y premiar a los mejores que consigan mejores resultados en vez de negarnos a reconocer que nuestro sistema escolar público apenas reconoce esto y permite malos profesores.

Mientras se arregla esto, las familias más ricas (el 1% que se dice ahora) seguirán invirtiendo más en los cerebros de sus hijos que cualquier otro, el mejor activo posible que le pueden dejar en herencia a los hijos.

Lo interesante, es que muchas cosas de las que se hacen pueden ser hechas por parte de los padres sin necesitar demasiados recursos para conseguir un mayor desarrollo intelectual en sus hijos. No es lo mismo que les pongan a ver telebasura todo el día como que tengan libros disponibles. No es lo mismo que se pongan a hablarles y a involucrarlos en actividades diarias que los dejen con una tablet todo el día (que es como muchos padres de hoy en día tristemente educan a sus hijos). Lo que sucede es que esto requiere un mayor esfuerzo por parte de los padres, y no siempre se quiere (y en ocasiones no se puede) por parte de los padres.

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