El ex-gobernador de la Reserva Federal de EEUU (el equivalente al Banco Central Europeo) vuelve a la palestra y de qué forma. Está apunto de publicar un libro con sus memorias, y si el contenido de su libro es bastante polémico (pues critica duramente a la administración Bush en temas económicos y en muchos otros, incluso diciendo que la guerra de Irak fue por el petróleo y nada más) las entrevistas que está concediendo tampoco se quedan cortas.
En el Financial Times ha dicho que la explosión de la burbuja inmobiliaria (ya la llama abiertamente así después de dejar su cargo) va a ser más dura de lo que mucha gente se piensa, con caídas que pueden llegar a superar los dos dígitos, es decir, un 10%.
A su vez ha criticado la falta de previsión de los riesgos que han hecho muchas entidades y señala que hubo una especie de adicción a productos muy rentables. Es como si se hubiera olvidado que una inversión muy rentable conlleva mayor riesgo que una menos rentable. Lo que no dice es que la burbuja inmobiliaria y la aversión a productos financieros más clásicos fue creada, en parte, porque él fijó unos tipos de interés inusitadamente bajos, llegando al 1%. En esas condiciones todo el mundo quiere endeudarse o invertir los ahorros en productos que den más que unos bonos que ni llegan a compensar la inflación.
También ha dicho cosas bastante interesantes sobre los tipos de interés. Por un lado mantiene que se avecinan tormentas a largo plazo, debido a que la inflación va a ser más difícil de contener. Para tener una inflación del 1-2% habrá que situar los tipos en el 10%, cosa no vista desde su antecesor, y si los tipos se bajan para calmar a los mercados se podría llegar a tener una inflación en la nada recomendable zona del 4-5%.
Vía | El País, El Economista