En el recuerdo quedan aquellos años de bonanza económica y borrachera crediticia en los que conducir el último modelo de un coche se había convertido en una de las señas de identidad del desarrollo español. Atrás quedó aquella idea de cambiar de coche cada cuatro años y atrás quedaron aquellos jóvenes que cambiaban el instituto por la construcción e invertían sus primeros ingresos en coches de gama alta.
Con la crisis ha llegado el mileurismo, el desempleo, la falta de financiación y el estancamiento, y gracias a ello hemos recuperado la humildad perdida. De esta forma, mientras las ventas de coches nuevos se hunden mes tras mes, resucita la venta de vehículos de segunda mano, que lleva doce meses consecutivos al alza.
Según las estimaciones del sector, este año se venderán 2,5 millones de coches en España, de los que el 70% serán vehículos de ocasión. De esta forma, el parque automovilístico español terminará el año siendo el más antiguo de Europa. Esta nueva situación rompe radicalmente con la tendencia de rejuvenecimiento de nuestro parque de automóviles durante los últimos años, años de burbuja y crecimiento sin sentido que han quedado para el recuerdo.
Desde el estallido de la crisis, los bolsillos agujereados de los españoles han hecho que el vehículo de ocasión vaya ganando terreno al mercado de nuevos, hasta el punto de que ya representan la primera opción para cuatro de cada diez compradores. Como consecuencia, cuando acabe el año, un 45% del parque español tendrá más de 10 años, frente al 39% de 2011 y el 36% de 2010.
Este cambio de tendencia que ha supuesto un frenazo a las ventas de coches nuevos es imparable y continuará durante los próximos años. Si la situación económica no mejora, y no mejorará, el lonchafinista que hay en cada español ganará la partida al consumista que llevamos dentro. Para más inri, la subida del IVA que comenzará el próximo 1 de septiembre no ayudará a mejorar las ventas de automóviles nuevos, máxime cuando la compraventa entre particulares se encuentra exenta de este tributo, ya que se grava con el impuesto de transmisiones patrimoniales (4%). Sin duda, corren malos tiempos para los vendedores de coches.
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