Llevamos ya unos meses en los que en los círculos tecnológicos sólo se habla de una cosa: los dispositivos wearables y más concretamente, los relojes inteligentes. Samsung, LG, Motorola... todos han lanzado sus relojes inteligentes que se comunican con el teléfono móvil para ofrecer mucho más que la hora en la muñeca. Pero el asalto definitivo a este sector lo ha dado Apple esta semana, al presentar su Apple Watch.
La gran pregunta es si los Tissot, Rolex y compañía están en riesgo. Unas empresas muy grandes y con mucha liquidez están intentando llevarse un mercado con un cambio de mentalidad y esto puede ser un riesgo muy grande. El más peligroso es Apple, pues su público objetivo no parece, como en el caso del resto, personas tecnófilas, sino gente que quiere estar a la última moda.
¿Qué podemos esperar? Lo primero, es complicado de predecir. Por un lado los fabricantes de relojes tradicionales tienen mucha experiencia, han vivido sus propias crisis y tienen sus propios canales de venta alejados de los que habitualmente ocupan empresas tecnológicas. Por otro lado no debemos olvidar que los mercados que ha tocado Apple últimamente los ha destrozado. ¿Alguien se acuerda de Creative como fabricante de MP3? ¿Nokia como fabricante de móviles? ¿Qué ha pasado con los ordenadores desde que existe el iPad?
La incertidumbre es muy alta y desde luego el futuro del sector es muy interesante. ¿Veremos en los próximos diez años como todos los modelos de relojes son "inteligentes"? Yo, desde luego, si fuera un fabricante de relojes de toda la vida llevaría ya tiempo trabajando en relojes inteligentes por si acaso el mercado tradicional desaparece.