Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de las casas se incrementó un 4,2 % durante el segundo trimestre del año en relación con el primero, y un 4 % respecto al mismo período de 2015. Estamos ante la mayor subida en el sector desde que estalló la burbuja inmobiliaria en 2007.
A pesar de ello, creo que no debería cundir ni la euforia de unos ni el pánico de otros. La subida podría parecer importante desde un punto de vida puramente estadístico. Sin embargo, lo cierto es que tan sólo se trata de un tímido rebote desde lo más profundo del foso en el que se encuentran inmersos los precios de los inmuebles.
El ajuste durante los últimos años ha sido brutal y, en esta situación, el encadenamiento desde el pasado año de tasas de crecimiento positivas muy pequeñas es la señal inequívoca de que efectivamente los precios han tocado fondo y, como es lógico, a partir de ahí sólo cabe que se inicie una lenta recuperación que podría alargarse durante una década, sin llegar jamás a los precios pre-burbuja.
La situación de este sector es muy delicada, a la vez que compleja. En un contexto de paro desorbitado, precariedad laboral y miles de casas vacías y abandonadas adornando pintorescamente la geografía española, ¿alguien puede temer que se vuelva a desatar el frenesí comprador y esto vuelva a animar a los precios?
En El Blog Salmón | Venta de viviendas en España: no lo llames recuperación, llámalo estancamiento