Es uno de los más fiables termómetros del consumo en nuestro país y hoy señala la alta fiebre que sufre la economía. El mercado del automóvil sigue hundido no sólo por la falta de capacidad de las familias, sino también de las compañías. Las cifras describen un desplome continuado en los dos últimos años, que ha hecho saltar de nuevo las alarmas en las empresas del motor.
Las ventas siguen en mínimos históricos –las de turismos se desplomaron casi un 10% hasta julio respecto a los pobres datos de 2011- y la ausencia de estímulos plantea unas perspectivas muy negativas. En pleno debate sobre los estímulos, el Gobierno abre la puerta, pese a las reticencias, a las ayudas a la compra.
Las cifras, bajo mínimos
Según las estadísticas de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac), desde enero hasta julio se han vendido casi 471.000 turismos y casi 58.000 vehículos industriales y comerciales ligeros. Los primeros se han reducido un 9,5%, frente a descensos por encima del 25% de resto.
Ni la histórica bajada de precios ha animado a un sector en el que el cierre del grifo de la financiación y el recrudecimiento de las condiciones económicas de las familias han lastrado el devenir del mercado. Un mercado que espera con recelo la subida del IVA, que acarreará, según los cálculos de Anfac, un encarecimiento medio de 650 euros por vehículo.
¿Las consecuencias? Fundamentalmente para el empleo. Según los cálculos de CCOO, el sector del automóvil (fabricación, venta y reparación) ha perdido cerca de 90.000 empleos desde que en 2008 diera comienzo la crisis económica hasta finales del pasado 2011.
La subida del IVA
Y con este panorama, entra en escena el IVA. El incremento del impuesto al consumo tiene un solo aspecto positivo en el momento actual es el posible efecto dinamizador en la economía como consecuencia de las compras adelantadas de los consumidores. Ni esto ha ayudado al sector que se encamina a cerrar el peor año desde que hay estadísticas.
En concreto, las matriculaciones tanto en julio como en las dos primeras semanas de agosto no indican lo contrario. Se redujeron por encima del 17% en ambos casos, lo que no refleja que no sólo no ha surtido efecto, sino que ha agravado la situación.
Los estímulos… ¿necesarios?
En los años 2009 y 2010, los más duros de la primera etapa de esta crisis, el Ejecutivo aprobó un paquete de ayudas, bajo el nombre Plan 2000E, que consistía, básicamente, en la ayuda directa a la compra de vehículos que ascendía a 500 euros por el Estado y 1.000 euros por parte del fabricante, además de otro tanto por las comunidades autónomas.
Se trataba de un ‘negocio’ en cierta manera rentable para las arcas públicas, puesto que además de los ingresos que generaba por los impuestos ligados a la adquisición del vehículo (matriculación o IVA), también se reclamaba la tributación por la subvención vía IRPF (algo muy criticado por el PP, entonces en la oposición).
Ahora, en pleno debate sobre si son necesarios estímulos para la economía, al margen de la austeridad sin límites impuesta desde Europa, las empresas siguen reclamando un nuevo paquete de ayudas. La primera respuesta del Gobierno de Rajoy fue negativa, pero ahora ha reculado y el ministro Soria sopesa aprobar un plan similar para el año 2013.
Pero, ¿son necesarias esas ayudas? Con una demanda muy débil y unas previsiones de paro y crecimiento económico muy negativas y con la subida de impuestos importante a partir de septiembre, no creo que haya muchas más salidas lejos de esta inyección. Hay voces que inciden en que se trata de inflar artificialmente el mercado, sin embargo, en una situación como ésta es, más bien, la última bombona de oxígeno para mantener el empleo en un sector que representa el 10% del PIB español.
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