Desde el pasado miércoles Jaén tiene abierta la mayor feria del aceite de oliva del mundo, Expoliva, evento que reúne al sector, dentro del programa de ferias que poblan toda nuestra economía. La edición de este año es una edición con bastante trascendencia, dado que se han puesto en liza dos tesis de bastante calado para la mejora de la comercialización del aceite de oliva y el futuro del sector.
La primera necesidad que tiene el sector es mejorar sustancialmente las exportaciones, dado que el mayor valor añadido del aceite se encuentra fuera de nuestras fronteras. Las exportaciones de aceite van aumentando a buen ritmo, un 18% en esta campaña, pero aún no se encuentran dentro del motor económico que debería ser para la región.
El segundo debate, la futura Ley del Olivar, ley que pretende aumentar la concentración de las almazaras y cooperativas y que quiere reestructurar los sistemas de reparto de subvenciones europeas para que no se generen abandonos de explotaciones por falta de rentabilidad como ejes principales. En todo caso, es importante que los agricultores, de todos los tamaños sigan en la línea de cambio de mentalidad que llevan.
Hasta hace unos años, la mayoría de pequeños productores no apostaba seriamente por el aceite como vía de ingresos extras, no se apostaba por una comercialización minorista y no se separaban los aceites por calidad en la mayoría de almazaras. Hoy día, el pequeño productor se está concienciando del potencial del oro líquido y el sector necesita mejorar mucho, pero al menos, las bases de cambio están creciendo con fuerza.
Espero que la provincia de Jaén y Córdoba sigan peleando por lo que puede ser el futuro económico de la provincia, el aceite de oliva bien explotado comercialmente y tratado bajo una óptica empresarial, no sólo agrícola y de autoabastecimiento, como hacían nuestros antepasados no tan antiguos.
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