Leo con asombro hoy el lanzamiento de Fácilvisión, una web española para el alquiler y compra de películas online. Y es que, a pesar de que pienso que el futuro (y presente) del cine (y de las series) pasa por el consumo online, en esta ocasión tengo mis dudas de que este proyecto salga bien.
Ya sé que hay páginas de este estilo, y su popularidad no es que sea muy alta, debido sobretodo al alto precio que hay que pagar por ver las películas y también, como no, por las dificultades que ponen a la hora de visionar (instalar software específico, por ejemplo, que hace mucho más fácil la descarga desde redes P2P y además sin ningún coste). La novedad de esta página es su precio: el alquiler cuesta 2 euros por película y la compra 3 euros (con la promoción inicial la compra sale a 50 céntimos y el alquiler a 75 céntimos, y si compras mucho crédito, el alquiler a 1,6 euros y la compra a 2,5 euros).
Digamos que, a falta de ver cómo funciona la web en sí, este proyecto podría ser lo que los internautas estábamos esperando. Un sitio con un buen catálogo de películas y a un precio más que razonable. Sin embargo, hay un pero. Como afirma su promotora, María Luz Villamil, no tiene ni idea de cuánto le va a costar la broma.
Es decir, ha montado un videoclub online, y según sus propias palabras, no sabe cuánto va a tener que pagar a la SGAE por los alquileres y compras. Y no es porque no haya firmado un acuerdo con ellos, sino porque tienen el derecho a cambiar arbitrariamente las tarifas. Y en general, para cualquier negocio, lo más importante, antes de fijar los precios, es saber los costes.
Y yo me pregunto, ¿cómo se puede emprender sin saber los costes? ¿Es sólo un reclamo publicitario o estamos ante una locura empresarial? Aún así sigo pensando que estos son los precios que pueden competir con el P2P y que pueden dar unos ingresos extra a la industria audiovisual que tanto se queja de la piratería.
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