El sector de la hostelería está siendo uno de los grandes perjudicados en la crisis de COVID-19. Lo podemos ver claramente en los últimos datos que ofrece el Ministerio de Trabajo, porque en el mes de abril se ha registrado una pérdida de 243.000 trabajadores en la actividad hostelera frente al mismo mes del año anterior.
Pero lo más relevante es cuando hacemos referencia a su fuerza laboral dentro del actual contexto de sangría en el mercado de trabajo. De los 1,4 millones de empleados que mantiene el sector, 932.000 se han acogido a un ERTE y 314.000 son autónomos.
El sector está en serias dificultades y es de suma importancia para España, el país con más mayores bares por habitante -un establecimiento por cada 175 personas- y representa el 15% del PIB español.
En el global del sector de la hostelería tenemos más de 300.000 establecimientos que generan 1,7 millones de puestos de trabajo, al menos antes de la crisis. Según datos de una investigación impulsada por la consultora Bain & Company y EY, estos negocios verían una desaparición de hasta el 40% durante este año.
La complicada desescalada de la Fase 0 a la Fase 1
Durante esta semana hemos asistido cómo daba comienzo la primera fase, la Fase 0, en los establecimientos de hostelería y restauración que han podido permanecer abiertos al público durante el horario de recogida de pedidos y establecer un sistema de reparto domicilio preferente para aquellos colectivos considerados de mayor vulnerabilidad, como por ejemplo las personas mayores de 65 años.
Pero a partir de la próxima semana, entrarían en la Fase 1 en varias regiones dentro de la geografía española, y es aquí donde empiezan los problemas para este gremio. En esta fase se permite el aforo del 50% (inicialmente el Gobierno apuntó a un aforo del 30%) y ello implica ciertas problemáticas a tener en cuenta.
Indicar un aforo puede ser contraproducente para estos negocios porque se está limitando el tope de ingresos según los permisos concedidos, sin que ello implique que el establecimiento se acabe llenando. Si la finalidad es evitar el contagio, lo lógico es, como medida de prevención, apostar por una distancia de seguridad suficiente.
Así lo ha entendido Alemania que ha marcado una distancia interpersonal de 1,5 metros. Una medida que ha venido acompañada po la eliminación de las franjas de edad para acompañar la vuelta a la actividad económica con la movilidad de los potenciales clientes.
En este entorno ¿qué sucede con los ERTE para los hosteleros? Debido a que tenemos una prórroga en el estado alarma, el ERTE por fuerza mayor continuará en aplicación dos semanas más. Pero, en el supuesto de que finalizarse podrían empezar los problemas porque quedaría revertido y nos encontraríamos con la situación previa al estado de alarma pero con una facturación sustancialmente inferior.
Por esa razón, los hosteleros están pidiendo que se pueda flexibilizar la reversión de los ERTE para todo el sector hostelero, y que exista la posibilidad de extender su duración y seguridad jurídica por fuerza mayor hasta la normalización de la actividad turística, en otras palabras, una vinculación a la evolución de los niveles de facturación, para no hundir el negocio por la absorción de costes.
Hay otra medida que se solicita, aunque es extensible para el resto de autónomos y pymes, la necesidad urgente de liquidez. Para manejar la situación proponen microcréditos, alrededor de 25.000 de rápida concesión, la suspensión de los alquileres o rentas de los arrendamientos de los locales de negocio por causas de fuerza mayor y que se adecúe un sistema de pago flexible de rentas al menos hasta diciembre de 2020, en proporcionalidad al potencial y expectativas de ventas del propio sector.
En esta medida surgen varios problemas, que el Estado aporte liquidez mediante el ICO supone centralizar los riesgos y, previsiblemente, disparar la morosidad de la entidad pública. Tiene mucho más sentido buscar esa liquidez descenttalizadamente, a través de las entidades financieras, para que se puedan evaluar los riesgos existentes de la situación de cada establecimiento.
La hostelería en riesgo
Hemos comentado la gran importancia de la hostelería para la economía española y de ahí se deriva uno de los motivos por los que las estimaciones presentes indican una caída del PIB español del 8% o del 9%, el motor de la economía se encuentra frenado y sin previsiones de una rápida mejora.
Los datos que nos podemos encontrar al finalizar este año pueden ser fatales para el sector. Según los datos actuales que maneja patronal hostelera, con la crisis podríamos ver una pérdida del 15% del volumen de establecimientos presentes esto significaría que en medio de este año veríamos la total desaparición de 40.000 empresas.
Por ello, es necesario conceder las máximas facilidades para sectorpara que pueda incorporarse en plenas facultades en las diferentes fases que vayan surgiendo en las próximas semanas y que se adecue con un ERTE que permita absorber los costes laborales gradualmente cuando finalice el Estado alarma, sin que pase vea perjudicado el tejido empresarial.