El Gobierno ha presentado, después de mucho tiempo prometiéndolo, el anteproyecto de la ley de startups. El objetivo de la ley es fomentar la creación y relocalización de este tipo de empresas en España, haciendo nuestro país un sitio atractivo para atraer el talento y la inversión.
El sector esperaba con ansia esta nueva ley, ya que son múltiples las quejas que hay sobre la dificultad para crear nuevas empresas en España. Y hay que tener en cuenta que hay estudios que indican que la creación de nuevo empleo se realiza fundamentalmente en nuevas empresas y no en empresas ya establecidas.
Las medidas de la ley
Aunque lo presentado es un anteproyecto, que puede sufrir modificaciones en el Congreso y el Senado, las líneas maestras están claras y no habrá muchas variaciones.
Por un lado se reduce el impuesto de sociedades del 25% al 15% durante los tres primeros años que una startup tenga beneficios. Esta es la medida estrella del plan, ya que lleva un coste asociado.
También se favorece la tributación del impuesto de la renta de no residentes, un rescate de la ley Beckham, reduciendo al 15% esta tributación, y favoreciendo el asentamiento en España a los llamados "nómadas digitales".
También se favorece el régimen fiscal de las stock options, elevando la exención de 12.000 a 45.000 euros anuales. La tributación de estas opciones para acciones era una de las críticas más importantes del sector.
Además, se favorece la inversión en este tipo de empresas, elevando la base máxima de la deducción de 60.000 a 100.000 euros y el tipo de la deducción de 30% al 40%.
Por último se mejoran algunos trámites administrativos, como la posibilidad de realizar pagos fraccionados del impuesto de sociedades, se elimina la obligatoriedad de consignar el número de identificación de extranjeros para no residentes y se facilitan los trámites para la disolución de una empresa.
La medida estrella: reducir el impuesto de sociedades
Dentro de la batería de medidas, el Gobierno destaca especialmente la de reducción del impuesto de sociedades. Entrando en detalle de esta medida, la reducción se aplicaría en el primer ejercicio que la empresa obtenga beneficios y durante los tres siguientes ejercicios. Por otro lado esta medida sería de aplicación siempre que la empresa siga siendo calificada como emergente.
Viviendo de un Gobierno que tiene como bandera la subida de impuestos y gasto, esta medida parece un gran gesto. Sin embargo su efectividad está en entredicho. No es lo que pedía y necesita el sector.
La realidad: esta medida no ayuda a la creación de startups
Para una empresa de nueva creación llegar a rentabilidad en sí es un verdadero reto. Lo difícil es crecer lo suficientemente rápido antes de que se acabe el capital. Y una vez que se llega a la rentabilidad los problemas casi se podría decir que han pasado.
Ayudar a estas empresas una vez que han llegado a rentabilidad, con una rebaja del impuesto de sociedades, no sirve para nada. El problema es el camino hacia la rentabilidad, y hay que recordar que mientras la empresa no sea rentable, mientras no tenga beneficios, no paga impuesto de sociedades.
El problema del inicio de las startups es principalmente la burocracia y los costes laborales. La burocracia de crear una empresa ni se menciona en el anteproyecto de ley, excepto para facilitar la llegada de inversores internacionales.
Por otro lado la reducción de los costes laborales, vía cotizaciones sociales reducidas o con salarios mínimos especiales o fuera de convenio, ni está ni se lo espera. Y es ahí donde el sector necesita ayudas, en costes que realmente tiene que afrontar en los primeros años, los más duros. En el impuesto de sociedades ni piensan al principio.
Pero claro, es más fácil cambiar la ley tocando el impuesto de sociedades, que deja una foto bonita, que facilitar los trámites para crear empresas o bonificar las cotizaciones sociales durante los primeros años, cosa que tendría un coste importante pues afectaría a todas las empresas de nueva creación. La medida del impuesto de sociedades solo afectará a las empresas que logren ser rentables.
El Gobierno, por tanto, erra en su propuesta. Debería escuchar más al sector y entender de verdad cuales son los problemas que impiden la creación de empresas en España. Esperemos que el trámite en el Congreso y Senado mejoren la ley pero soy escéptico.