La ministra de vivienda ha puesto encima de la mesa una de las medidas más efectivas que se pueden llevar a cabo dentro del mercado inmobiliario y fundamentalmente dentro de las viviendas de protección oficial, consistiendo basicamente en acabar progresivamente con las subvenciones a las viviendas protegidas.
Los pilares que se van a atacar son cuatro, fundamentalmente aplicando recortes a las subvenciones que se dan para la vivienda protegida en los próximos dos años. Los cuatro pilares básicos subvencionables que se van a tocar consumieron en el 2009 517 millones de euros, según los siguientes repartos:
- Ayuda directa a la entrada para la compra de vivienda; 306 millones de euros
- Subvenciones a la promoción de VPO nueva en alquiler; 149 millones de euros
- Ayuda a promotores para urbanización de suelo; 41 millones de euros y
- Subvención para ventanillas únicas; 21 millones de euros
Estos 517 millones de euros se van a ver recortados de manera importante, aunque no se ha especificado en qué cuantía ni de qué forma, pero el capítulo de ayudas al acceso a la vivienda, va a ser uno de los más retocados, favoreciendo a la vez el importe máximo de hipoteca que se puede solicitar sobre una VPO hasta el 90% del valor de tasación.
En todos estos años, las subvenciones a las VPOs no han servido realmente para facilitar el acceso a la vivienda a todos los beneficiarios. Simplemente se ha conseguido dotar de dinero público a propietarios que han adquirido su vivienda y a posteriori, la han colocado en el mercado negro de alquiler o bien la han descalificado pasado el tiempo legal para revenderla dentro del mercado libre.
La coyuntura inmobiliaria actual indica que los precios de la vivienda están altos todavía y que los promotores y vendedores de viviendas de segunda mano deben ajustar sustancialmente los precios de la vivienda a la baja si realmente quieren vender. De ahí las quejas de promotores que critican el cierre del grifo de dinero público para la promoción de VPOs.
Y obviamente, quién no tenga acceso a la compra de vivienda o no le interese entrar en precios desorbitados o financieramente hablando ruinosos, puede alquilar perfectamente. Existe stock suficiente y hay mercado de alquiler, y la constitución marca el derecho a la vivienda, por supuesto, pero no el derecho a la compra obligatoria de ladrillos con una hipoteca que asusta a cualquiera.
Más Información | El Pais
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