Vía Menéame me entero de una campaña de crowdfunding organizada por goteo.org que pretende dar la vuelta al sistema educativo español. Amparados en el fracaso escolar de nuestro país, que alcanza la bochornosa cifra del 30% y partiendo de la idea de que “un buen maestro no puede hacer una mala escuela por muy malas leyes que tengamos, y un mal maestro no puede hacer una buena escuela por muy buenas leyes que tuviéramos”, nace esta peculiar iniciativa que a continuación analizaremos.
El proyecto sienta sus raíces en la idea de que el profesorado es el responsable del éxito o fracaso del sistema educativo de su país. Ante ello, proponen hacer un estudio de campo de un mes de duración en Finlandia, país que cuenta con uno de los sistemas educativos más exitosos del mundo, para recabar datos e información sobre el mismo. Más concretamente sobre los métodos de enseñanza que utilizan, la forma que los profesores tienen de dirigirse al alumnado y la organización y estructura social y educativa que poseen.
La idea es otorgarle a cada profesor las herramientas necesarias para cambiar individualmente la educación española, sin que el Gobierno pinche ni corte en el asunto. Y precisamente ahí radica el error de esta propuesta: en cargar exclusivamente sobre el profesorado la culpa del fracaso escolar ignorando matices como el ámbito familiar o que es el propio sistema educativo el que está podrido. Para comprobarlo les invito a que ojeen un libro de historia o uno de economía y se percaten de cuáles son los conceptos que se intenta inculcar al alumnado.
Aunque la idea del proyecto en sí me parece buena por el simple hecho de aportar una mirada crítica a la educación española, lo cierto es que peca de ingenuidad en su desarrollo. De entrada, porque tal y como he señalado antes, son muchas las circunstancias que hacen de nuestro sistema educativo un desastre. Además, basan su solución en aportar unas herramientas para que cada profesor haga y deshaga a su antojo en el aula, lo cual es una temeridad. Y para más inri, tratar de convertir el sistema educativo español en el finlandés en un abrir y cerrar de ojos ignorando que cada sistema es aplicable a una cultura concreta, con una organización social, laboral y económica determinadas, me parece una ingenuidad imperdonable.
Sea como fuere, démosle tiempo a esta innovadora idea para ver si gana adeptos y termina por cuajar en el tiempo. Aunque lo más probable es que se esfume en el ambiente sin pena ni gloria, nos mantendremos expectantes para analizar los resultados obtenidos en un futuro.
En El Blog Salmón | El sistema educativo español hace aguas, ¿Es válido nuestro sistema educativo?
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