No ha acabado 2015 y ya conocemos cifras que nos pueden hacer temblar…pero de frío. El recibo de la luz, esa carta que llega mensualmente –o cada dos meses- y que cae como una losa en la economía de muchas familias, sobre todo en esta época invernal que acaba de comenzar, sigue subiendo de forma imparable.
Si alguien pensaba que en este año que está a punto de finalizar íbamos a ver concedidos nuestros deseos y la factura eléctrica se iba a aligerar un poco, estábamos equivocados. En lo que va de 2015 el recibo ha subido un 5,8%, según los datos de Facua, que cifra la subida media de los 72,49 euros mensuales de principios de año a los 76,66 euros actuales.
Siendo más precisos, esto supone que el precio del kilowatio por hora ha pasado de 14,52 céntimos a 15,60 céntimos. A lo que hay que sumar todos los tributos que el Gobierno nos mete en la factura para hacer frente a eso que llaman déficit de tarifa que en ningún momento hemos generado los consumidores, pero aún así tenemos que pagar.
De este modo, si se suman esos 4,17 euros mensuales más que pagamos, tenemos un total de más de 50 euros en los primeros once meses del año. Una cifra que puede no parecer muy elevada, pero que para algunas personas es el límite entre poder tener cierto bienestar eléctrico o no.
Precisamente ahora, con la llegada del frío, se vuelve a poner encima de la mesa el drama que supone la pobreza energética en nuestro país. Muchas familias no pueden poner calefacción en sus hogares, hogares en los que viven niños y ancianos. Y hay casos peores aún, en los que tan siquiera pueden ducharse con agua caliente o encender las luces en una época en la que anochece muy pronto.
El 20D puede ser clave
En este contexto, las elecciones del próximo 20 de diciembre se antojan más cruciales si cabe. La regulación eléctrica lleva años penalizando a los consumidores y premiando a las compañías, precisamente cuando peor lo pasaba el país.
Como ya comentamos por aquí, en los últimos diez años la luz se ha encarecido nada menos que 400 euros, una cifra que hoy pocos pueden permitirse. ¿Hasta cuándo va a permitir el Gobierno que los ciudadanos pasen penurias por no poder pagarse un bien considerado básico?