Han pasado ya casi nueve años desde que el colapso de Lehman Brothers provocó un auténtico terremoto financiero que paralizó la actividad económica mundial y dejó al descubierto los débiles cimientos del crecimiento experimentado en los años anteriores.
La crisis se cebó especialmente en los países del sur de Europa, España entre ellos. Mientras Norteamérica y las economías emergentes comenzaban a recuperarse, Europa vivió sus momentos más críticos entre 2011 y 2012. En España el desempleo se disparó hasta el 27% y el colapso de las cajas de ahorros requirió la ayuda europea e importantes ajustes presupuestarios.
Pero los débiles signos de recuperación de los últimos años se están consolidando. Tal como describe el New York Times, "por fin termina la larga pesadilla económica española". A ritmo lento pero aparentemente seguro, la economía española está remontando y acercándose a los niveles anteriores de la crisis. Repasamos ocho indicadores que lo demuestran.
El precio de la vivienda
La burbuja inmobiliaria fue el principal elemento que hizo que la crisis fuese más grave en España que en otros países europeos. La demanda se frenó en seco y los precios bajaron: demasiados trabajadores dependientes del sector rápidamente engrosaron las listas del paro, mientras que miles de familias se veían con enormes hipotecas para pisos cuyo valor había caído drásticamente.
Después de varios años seguidos de caídas, desde 2015 los precios de la vivienda están subiendo tímidamente, muestra de que el sector comienza a recuperarse después de tocar fondo. La subidas son especialmente fuertes en Madrid y Barcelona, donde algunos temen que los alquileres turísticos alimenten una nueva burbuja de precios.
La bajada del paro
A comienzos de 2013 la tasa de paro alcanzó un triste récord histórico: 27% de parados, una cifra inédita en una economía desarrollada. El número de parados comenzó a descender progresivamente desde entonces, a un ritmo que se ha acelerado en los últimos trimestres. Actualmente, el porcentaje de parados se sitúa en el 17%. Sigue siendo alto, pero lejos de aquellas cifras dramáticas.
En los últimos años no solo se observa un descenso en el número de parados (que muchas veces se debe a gente que abandona el mercado laboral) sino un aumento en el número de personas ocupadas, señal inequívoca de mejoría económica. Tras varios trimestres de crecimiento continuo, hay casi 19 millones de ocupados en el país (aún lejos de los 20,5 millones de trabajadores con empleo que había en 2007).
El aumento del turismo
Los llamados 'bienes de lujo', es decir, todos aquellos no imprescindibles, siempre son los primeros en resentirse durante las crisis económicas. En los peores años de la crisis muchas familias españolas se vieron obligadas a reducir o suprimir sus vacaciones, lo que tuvo un impacto negativo en el turismo nacional.
Pero en los últimos años la situación se ha revertido: en 2016 los españoles realizaron un 3,7% más de viajes que en 2015, en los que gastaron un 9,1% más. Nueve de cada diez de esos viajes tuvo como destino España, amplificando el efecto positivo en la economía.
El uso del transporte público
El transporte público es uno de los engranajes de toda economía desarrollada: es fundamental poder mover a los trabajadores de forma eficiente desde sus hogares hasta sus puestos de trabajo. El uso del transporte público disminuye si la economía se resiente y la gente comienza a perder su trabajo, y aumenta en caso contrario, de modo que es un buen indicador de la recuperación económica.
En España, el uso del transporte público subió en 2015 y 2016 tras varios años de caída. En 2016, de hecho, experimentó la mayor subida de los últimos 11 años. Es lógico, teniendo en cuenta el aumento del número de ocupados.
Las ventas de vehículos
¿Cambio de coche? cuando las perspectivas económicas son dudosas, es algo que puede esperar. Pese a los programas de ayuda gubernamental, la venta de automóviles y otros vehículos fue uno de los indicadores en los que la crisis se hizo más visible. De los casi 2,5 millones de vehículos matriculados en 2007, se pasó a menos de un millón en 2012.
Pero aquí también se nota la recuperación. Tras tres años de crecimiento en todas las categorías (turismos, camiones y motocicletas) en 2016 se superó el millón y medio de matriculaciones. La tendencia continúa en 2017: el pasado mes de junio fue el mejor de la última década, en este aspecto.
Las compras en las rebajas
El comercio minorista fue otro de los sectores fuertemente impactados por la crisis. Las persianas cerradas sustituyeron a los escaparates abiertos en muchas calles comerciales del país, mientras las estadísticas de consumo no paraban de empeorar. Ni siquiera los meses de enero y julio, con el incentivo de las rebajas, se salvaron.
En los últimos años se observa otra vez un repunte positivo. Aunque en las rebajas de enero de 2017 el crecimiento se estancó (en buena medida a causa de la liberalización de fechas, que permite adelantar los descuentos a diciembre), la expectativa para la campaña veraniega es que continúe aumentando el volumen de ventas.
El consumo de cerveza
Puede parecer un indicador arbitrario, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que se calcula que la cerveza contribuye hasta un 1,4% de nuestro PIB, sobre todo gracias a su impacto en la hostelería. Según datos del sector, la cerveza genera directa e indirectamente 344.000 empleos. En toda la UE, sólo Alemania supera esta cifra.
El consumo de cerveza en España lleva años subiendo de forma continua, una buena noticia teniendo en cuenta que el 90% es de producción nacional. Las exportaciones de cerveza española han aumentado brutalmente durante la crisis: un 261% en los últimos diez años. Mención aparte merece la cerveza artesana, un sector que prácticamente se ha creado desde cero en plena crisis, con un crecimiento del 1600% (no, no sobran ceros) entre 2008 y 2015.
La explosión de la compra online
No solo son pedidos ocasionales de libros o electrónica: hacer la compra online es ya algo habitual en las grandes ciudades españolas, mientras que las motos y bicis de decenas de compañías de reparto surcan sus calles. El sector ha experimentado una auténtica explosión en el país.
Dicho aumento no se debe solo a la mayor penetración de intenet: desde 2007, el uso de internet en los hogares españoles ha aumentado un 58%. En el mismo periodo, el número de españoles que compra online habitualmente ha crecido un 144%. Este incremento ha tenido un impacto positivo en el empleo: por ejemplo, la plantilla de Amazon en España se ha multiplicado por ocho desde su apertura hace seis años.
En conclusión, los números muestran que la economía española se está recuperando. Queda camino por recorrer para llegar a los niveles previos a la crisis, pero parece que al fin, tras casi una década de ajustes, hemos encontrado el rumbo.