Se le daba por muerto. Twitter, una de las más importantes promesas de Wall Street, entraba en barrena. Su crecimiento estaba en entredicho. Y ha sido en este contexto cuando llegó el Mundial y los primeros resultados positivos tras el esfuerzo por hacer que nuevas personas comenzaran a usar la herramienta. El resultado: muchos más usuarios nuevos de lo esperado y un importante crecimiento en ingresos. La cruz: el rojo en los números del balance se intensifican, convirtiéndose en una pesada mochila.
Los resultados trimestrales venían, por tanto, marcados por el Mundial de fútbol y el esfuerzo de la compañía para convertir su plataforma en algo más atractivo para nuevos usuarios. El razonamiento es claro: a más personas utilizando la herramienta, más posibilidades de anuncios publicitarios, más ingresos y más negocio.
Más usuarios, más dinero... ¿más negocio?
El primer eslabón de la cadena se cerró. El Mundial fue un escaparate, que incrementó su audiencia potencial. El crecimiento fue evidente: 16 millones de usuarios activos más, hasta alcanzar los 271 millones (una tasa del 6,3% en comparación con el 5,8% y 3,87% de trimestres anteriores). Esta mejora es justificada por los directivos por los cambios para perfeccionar la experiencia de los que aterrizan por primera vez y no tanto al campeonato futbolístico. Éste lo que hizo fue multiplicar hasta por tres, según sus propios datos, la audiencia potencial de personas que, sin estar registradas, consultaron la red social (lo que les ha llenado de optimismo de cara a su potencial crecimiento en el futuro).
El segundo eslabón de la cadena también se cerró. 312 millones de dólares de ingresos, cuando los analistas no esperaban que se superara los 283 millones. Es más del doble que el año anterior. El crecimiento es en todas las áreas: un 129% más en publicidad y un 90% más en licencias de datos (se llegó a los 35 millones de dólares). Y la rentabilización por usuario, también mejora ostensiblemente: un crecimiento del 100% en los ingresos por cada mil vistas del 'timeline' (1,60 dólares).
El tercer eslabón, el del negocio, es el que aún está por ver. Para conseguir todo lo anterior, se han disparado de nuevo los gastos operativos (y también las compensaciones por las acciones). La conclusión es que Twitter sigue siendo una compañía en pérdidas. Y el agujero es, cada vez, mayor: 144,6 millones de dólares en el último trimestre, el triple de las registradas el mismo periodo del año anterior.
¿Optimismo excesivo?
Para este último eslabón, parece no haber prisa. Al menos, de momento. Ni en el lado de la empresa, ni en el de los inversores. Prueba de ello es el comportamiento que han tenido estos últimos al cierre de los mercados tras la presentación de las cifras: crecimientos por encima del 30% en una acción que perdió cerca del 40% de su valor desde su estreno en el parqué norteamericano.
Es evidente que, a tenor de ese comportamiento, las previsiones eran mucho peores de lo logrado. Y eso ha permitido que las duras pérdidas económicas en la parte fundamental del negocio pasen más desapercibidas. Cuando a uno lo dan por muerto y, finalmente, logra mejores resultados, éstos acaban magnificándose.
Pero la realidad es que a Twitter le queda aún mucho por demostrar. No sólo su capacidad para, realmente, hacer negocio con una plataforma como la suya. También deberá demostrar que todas esas personas que visitaron la red social de manera esporádica le ven sentido a registrarse y convertirse en usuario potencial. No sólo deben facilitar el proceso, sino darle razones para completarlo. Hacer ver a las personas que se acercan a probar, que un uso más intensivo tiene sentido. Y eso no lo va a tener nada sencillo.
De convertir esa audiencia potencial en real depende buena parte de su éxito. Hay quien ya señala que Twitter no es un producto masivo y que nunca conseguirá serlo. Sin embargo, sus previsiones son extraordinariamente positivas en este aspecto. Ahora queda lo más difícil: pasar de los discursos al papel y demostrarlo.
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