El turismo está considerado la joya de la corona de la economía española, nuestro petróleo, debido a que tiene un peso relativo sobre la economía española del 12% del PIB y proporciona el 13% de los empleos del país.
Este año se presenta especialmente difícil para este sector. El turismo desarrolla su actividad en un entorno económico globalizado, cambiante, en el que la epidemia global ha incidido en un cambio en el comportamiento de la demanda, causado por la percepción de riesgo y la incertidumbre existente que genera la expansión del virus y el contagio.
Las previsiones que pone encima de la mesa Exceltur estiman que la actividad turística, tanto directa como indirecta, vería una contracción de 83.134 millones de euros al finalizar el año, lo que significaría que perderían el 54% de la actividad de 2019.
Recientemente el Banco de España estima una caída del 11,6% (escenario de recuperación gradual) para la economía española en su último informe, pues específicamente la actividad turística explicaría el 57% de toda esta caída. Esto se debe a causa de que los servicios cuya prestación está vinculada a una interacción social de un grado elevado, son los más perjudicados y, por ello, el sector turístico español destacaría por su vulnerabilidad.
La pérdida cuantitativa de más de la mitad de turismo, implicaría a su vez una menor entrada de divisas punto la valoración actual es que perderíamos 43.975 millones de ingresos vinculados a las divisas frente a los datos de 2019.
Si lo enfocamos trimestre a trimestre, veríamos una pérdida de 28.000 millones de euros de actividad turística en el tercer trimestre y de 12.000 millones en el cuarto trimestre. Es decir, representa una caída adicional de 40.000 millones sobre los 43.000 millones que se habrían evaporado hasta el mes de junio.
Todos estos datos surgen a partir de estimaciones de ventas y distribución de reservas disponibles hasta el día 10 de junio, por parte de una muestra representativa de los diferentes operadores turísticos en las áreas de alojamiento, distribución, aéreo, rent-a-car, ocio y representarían caídas del 47,6% en la actividad turística referida al tercer trimestre del año y del 38% del último trimestre.
Viendo estas expectativas, no es de extrañar que a partir de ayer, se se comenzó a aceptar visitantes del resto de la Unión Europea, las áreas Schengen y los británicos, sin necesidad de cuarentena, ya que se busca salvar la temporada turística de la devastación causada por la crisis del coronavirus. Se incluye al Reino Unido, a pesar de carecer un acuerdo recíproco porque fueron 18 millones de turistas que visitaron el país el año pasado, siendo el país que más nos visitó.
Esta no es la única respuesta que se ha dado desde el Gobierno de España. Se ha presentado el denominado Plan de Impulso al Sector Turístico que ha sido dotado con 4.262 millones de euros. Gran parte de este importe, 3.256 millones, se destinará a líneas de crédito ICO y Thomas Cook para dar solución a la crisis de liquidez y solvencia que han vivido las empresas del sector y que han debido de endeudarse para sufragar los gastos fijos en los últimos meses. La otra gran partida sería las ayudas para mejorar la competitividad con un total de 859 millones de euros.
Sin embargo, el sector sigue disconforme con las medidas adoptadas por el Gobierno. En primer lugar, recalcan el importe bajo de este plan para tratar de apoyar la primera industria de España. El sector relata que estas cantidades son del todo insuficientes si se establece una comparativa con otros países cuyo peso del turismo es sensiblemente inferior al español: Italia destinaría 55.000 millones euros, Grecia 28.000 millones y Francia 18.000 millones.
En segundo lugar, una de las medidas más urgentes que han solicitado es la extensión de los ERTEs por fuerza mayor hasta que finalice el año. Recordemos que a día de hoy el Gobierno simplemente está estudiando la posibilidad de ampliar el plazo hasta el 30 de septiembre, un hecho que quedaría muy por debajo de las expectativas del sector.