2018 quedará marcado como un año de estabilización en el sector turístico español después de un periodo de expansión amplio en los últimos años, donde la competitividad de nuestro sector ha sido capaz de atraer un mayor número de visitantes año tras año y ser un motor de crecimiento para el PIB.
Como veremos seguidamente, las grandes cifras del sector han menguado su crecimiento boyante de los últimos años por diversos factores pero específicamente por la recuperación de la oferta turística de Oriente Medio. Vayamos a los datos.
2018, un año marcado por la desaceleración del turismo
En 2018, la llegada de turistas internacionales alcanzó la cifra de 82,77 millones, según los datos provisionales que se reflejan en el INE. Esto representa un avance del 1,1% frente al dato de 2017 (81,86 millones de turistas), una clara desaceleración si comparamos la variación de turistas del 8,7% en ese año. Por primera vez en los 8 últimos años, el turismo cierra un ejercicio con un crecimiento real por debajo del registrado por la economía española.
Por lugar de procedencia, los británicos son los que más nos visitan con un total de 18,5 millones de turistas, seguidos por Francia y Alemania con 11,41 y 11,34 millones de turistas respectivamente. Estos tres países, abarcan la mitad de nuestros visitantes.
La desaceleración de nuestro turismo viene dado por la menor afluencia específica de británicos y alemanes que nos han visitado menos que en 2017, con unas caídas del 4,41% y del 1,6% respectivamente.
Entre las comunidades autónomas, Cataluña sigue siendo la comunidad que más turistas internacionales ha atraído en el año 2018 un total de 19,12 millones de turistas que representa el 23,1% del total de turistas. Seguidamente, las comunidades que más turistas internacionales han atraído han sido Illes Baleares (13,9 millones), Canarias (13,8 millones) y Andalucía (11,7 millones de turistas).
Todas ellas han experimentado un descenso de la afluencia de turistas, destacando el retroceso del 3,3% de Canarias y la evolución plana de Cataluña que únicamente ha sido capaz de atraer 4.774 turistas más.
Por otra parte, si bien es interesante la evolución del número de turistas, lo verdaderamente importante es la aportación económica derivado de su visita. El gasto total realizado por los turistas no residentes en España durante 2018 fue de 89.850 millones de euros, un incremento del 3,3% frente a 2017.
Por lo tanto, a pesar del menor crecimiento en la afluencia de turismo, marginalmente se gastan un poco más. De hecho, el gasto medio por turista ha sido de 1.086 euros, un incremento del 2,2% frente al año anterior y el gasto medio diario quedó en 146 euros, un crecimiento del 7,4%.
En consecuencia, los resultados de las empresas turísticas españolas se han incrementado un 4,3% en 2018 frente a los positivos registros del año anterior. La mayor parte de subsectores ven mejorar notablemente sus resultados, salvo en los hoteles de la costa (+0,5%).
Estos datos se traducirían en que más allá de perseguir aquel turismo que se ve atraído por los precios bajos, el sector turístico español está evolucionando en su oferta para proporcionar una mayor utilidad y que quedaría reflejado en ese incremento del gasto por turista, a pesar de la desaceleración comentada y manteniendo su oferta competitiva.
El turismo crece menos que la economía
Debemos de tener en cuenta que si nos comparamos con 2017, nos estamos comparando con unas cifras que fueron beneficiadas por una coyuntura de terrorismo yihadista que golpeó a las principales capitales europeas y regiones de Oriente Medio, haciendo que España ganará puntos como destino turístico frente al resto de alternativas.
Al presenciar en 2018 una sólida recuperación de los competidores del Mediterráneo Oriental, que incluye a Turquía, Egipto y Túnez y que han ganado 12,5 millones de turistas, obviamente queda repercutido especialmente en los destinos del sol y playa en los que España destaca por su marcado posicionamiento.
Según los datos de Exceltur, el PIB turístico ha experimentado una normalización en sus ritmos de crecimiento hasta el 2% mientras que la economía española habría crecido un 2,5%. Este dato implica que, por primera vez desde 2009, la actividad turística habría experimentado un crecimiento interior al PIB de la economía española.
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta factores económicos como es la ralentización del crecimiento de los países de la UE. Por ejemplo, en el caso de Alemania, es el único país emisor cuyo gasto total ha descendido - caída del 1,9% hasta los 12.002 millones de euros- y hemos visto este año como su economía creció un 1,5% en 2018 (estimación preliminar), tras una expansión del 2,2% en 2017.
Por lo tanto, si tenemos en cuenta la recuperación de nuestros competidores y la desaceleración de la Unión Europea, aún con todo ello, seguimos manteniendo las extraordinarias cifras de 2017, e incluso mejorándolas.
La importancia del turismo para la economía española
Para España, el turismo representa un sector clave para su economía y es que en los últimos años ha sido un contribuyente directo para incrementar su PIB. Si se tiene en cuenta los efectos directos, indirectos e inducidos sobre el impacto del turismo, toda su actividad alcanza un peso del 14,9% del PIB, aportando a la economía 172.900 millones de euros (datos de 2017).
El sector turístico español estaría formado por unas 400.000 empresas que operan en diferentes segmentos que aportan valor al turista como por ejemplo el alojamiento, la industria de restauración, el transporte, alquiler de vehículos y las agencias de viaje. En total, se está empleando directa e indirectamente unas 2,5 millones de personas, lo que se traduce en un peso del 13% sobre el empleo total.
El gran punto fuerte es la competitividad dentro del sector turístico español como así lo reflejó en 2017 el Foro Económico Mundial qué analiza 136 países y sitúa a España en cabeza por delante de Francia, Alemania, Japón, Reino Unido, Estados Unidos, Australia e Italia.
En el informe se destaca su marcado posicionamiento tanto en la riqueza cultural como natural del país, así como las buenas infraestructuras de transportes, la seguridad y la calidad de los servicios turísticos.