Japón tuvo una crisis económica brutal en 1989. Los mercados empiezan ahora a recuperar los niveles de la época

Japón tuvo una crisis económica brutal en 1989. Los mercados empiezan ahora a recuperar los niveles de la época
Sin comentarios
HOY SE HABLA DE

Durante décadas, Japón fue sinónimo de milagro económico. Desde la posguerra hasta finales de los años ochenta, su economía creció de forma contundente, consolidando al país como una potencia tecnológica, exportadora y financiera.

Sin embargo, ese mismo ímpetu que lo llevó a la cima desencadenó una de las crisis más profundas y duraderas del mundo desarrollado moderno: la crisis de 1989. Más de 30 años después, los mercados japoneses comienzan a recuperar los niveles de riqueza que tenían en aquella época. Sí, tres décadas después.

Este fenómeno de lenta recuperación no es nuevo. De hecho, está profundamente relacionado con lo que se ha conocido como la “Década Perdida”, una expresión que describe de manera sombría pero precisa el estancamiento económico que sufrió Japón durante los años noventa, y que terminó prolongándose hasta bien entrado el siglo XXI.

El estallido de la burbuja como origen

La economía japonesa de los años ochenta era una burbuja en plena expansión. Alimentada por políticas monetarias expansivas tras el Acuerdo Plaza de 1985, los activos inmobiliarios y bursátiles se dispararon. El índice Nikkei 225 alcanzó un máximo histórico cercano a los 39.000 puntos en diciembre de 1989, convirtiendo al país en el mayor prestamista del mundo y en líder en innovación industrial.

Pero la fiesta tenía un precio. A medida que la especulación financiera crecía, el gobierno intentó enfriar el mercado elevando las tasas de interés. Esto provocó un derrumbe súbito del mercado bursátil y una posterior contracción inmobiliaria.

Lo que parecía un ajuste de mercado se transformó rápidamente en una catástrofe económica. Japón tuvo una crisis económica brutal en 1989, cuyo epicentro fue financiero pero cuyas consecuencias se extendieron durante décadas.

¿Qué fue en realidad la Década Perdida?

El término Década Perdida se refiere inicialmente a los años noventa, cuando el crecimiento del PIB de Japón promedió apenas un 1,3% anual. Sin embargo, muchos analistas amplían este período para abarcar desde 1991 hasta incluso 2021.

Se trata de una de las crisis más prolongadas de la historia moderna, comparable solo con la Gran Depresión estadounidense, aunque con características propias.

Durante este tiempo, el país enfrentó deflación persistente, congelación del crédito, una banca debilitada y un consumo interno estancado. Lejos de ser un fenómeno puntual, las consecuencias de la crisis de 1989 se convirtieron en un freno estructural al crecimiento.

Las causas profundas de la parálisis económica

Si bien el estallido de la burbuja fue el desencadenante, la gestión de la crisis por parte del gobierno japonés también es señalada como un factor agravante. En lugar de dejar caer a las empresas insolventes y permitir la reestructuración del sistema financiero, se optó por mantener con vida a bancos y corporaciones zombis mediante rescates y subvenciones.

Desde el punto de vista monetarista, la política del Banco de Japón fue demasiado restrictiva en los primeros años tras la caída. Para otros, en cambio, la trampa de liquidez impidió que el estímulo fiscal tuviera el impacto esperado. Y apuntan a una falta de destrucción creativa, que habría permitido una regeneración más sana del tejido productivo.

El legado de la Generación Perdida

Una de las huellas más trágicas del estancamiento japonés ha sido la llamada Generación Perdida, compuesta por jóvenes que se graduaron en plena crisis, enfrentándose a un mercado laboral cerrado y precario.

Muchos de ellos no lograron conseguir empleos estables, lo que derivó en ingresos más bajos, menor capacidad de ahorro y una amenaza a la sostenibilidad del sistema de pensiones.

Este fenómeno también impactó la natalidad, el consumo y la estructura social, agudizando problemas demográficos como el envejecimiento acelerado de la población y la disminución de la fuerza laboral activa que, como no, aún hoy perdura.

¿Por qué están recuperando los niveles de 1989 recién en 2025?

A pesar de los muchos intentos de reactivación, la economía japonesa tardó más de tres décadas en recuperar los niveles bursátiles de 1989. No fue hasta principios de 2024 cuando el índice Nikkei volvió a superar los 39.000 puntos, una marca simbólica que muestra no solo el daño de la crisis, sino también su duración inusitada.

La reciente recuperación se explica por una combinación de factores. En primer lugar, los mercados globales han redirigido capital hacia Asia ante la volatilidad en otras regiones.

Además, empresas japonesas con sólidos fundamentos han comenzado a capitalizar innovaciones tecnológicas en sectores como robótica, automoción y energías limpias. Japón tuvo una crisis económica brutal en 1989, pero en 2025, finalmente, la economía ha empezadp a ofrecer señales de haber superado esa larga sombra.

¿Cuáles son las previsiones para Japón en 2025 pese a los aranceles de Trump?

Actualmente, Japón es la cuarta economía más grande del mundo, solo detrás de Estados Unidos, China y Alemania. Aunque la tasa de crecimiento sigue siendo baja, los analistas ven señales de una nueva etapa de consolidación. Eso sí, si Donald Trump lo permite.

El país ha implementado reformas estructurales, incrementado la participación femenina en la fuerza laboral y apostado por la digitalización. La política monetaria, tras décadas de ultraexpansión, comienza lentamente a normalizarse.

Sin embargo, todo esto podría verse truncado tras los aranceles adicionales del 24% anunciado por EEUU al país nipón. Y todo ello pese a que Japón es el mayor inversor foráneo en Estados Unidos, uno de sus principales socios comerciales y el país extranjero de cuyas empresas más empleos estadounidenses dependen en el sector manufacturero

El crecimiento económico de Japón en 2024 fue modesto. El gobierno japonés, en su previsión de diciembre de 2024, situó el crecimiento real del PIB para el año fiscal 2024 (que finalizó en marzo de 2025) en un 0.4%.

Esta cifra fue revisada a la baja desde una estimación anterior del 0.7%, reflejando un crecimiento más lento de lo esperado en las exportaciones, el consumo privado y el gasto de capital. El Banco de Japón, en sus proyecciones macroeconómicas, finalmente señaló un crecimiento del 0.1% para el año calendario 2024.

Sin embargo. para 2025, las perspectivas apuntan (o apuntaban) a una recuperación gradual. El Fondo Monetario Internacional, en su informe de abril de 2025, ha proyectado un crecimiento del 1.2% para Japón, impulsado por un fortalecimiento del consumo privado a medida que el crecimiento salarial supera por fin la inflación.

El gobierno japonés también anticipa un crecimiento del 1.2% para 2025 y diversos análisis de instituciones financieras como DWS Group y el Banco Mundial se sitúan en un rango similar, pronosticando un crecimiento alrededor del 1.0% al 1.5% para el año calendario 2025.

Un crecimiento que, sin embargo, podría verse mermado por culpa de las decisiones de Donald Trump. ¿Logrará el magnate estadounidense frenar la tan ansiada recuperación de Japón tras décadas “pérdidas” justo cuando su economía empezaba a ver brotes verdes?

Imágenes: Pixabay, Pixabay

Temas
Inicio