El AVE está listo para una clientela global, o al menos eso es lo que se deduce de los menús que ofrece a su clase más alta. Existe un menú kosher, otro halal, otro para vegetarianos estrictos, otro para alérgicos al gluten, otro para católicos en Cuaresma, etc. Es decir, ofrece (bajo pedido anticipado) una solución a los clientes de diferentes tipos de necesidades y creencias, cosa que me parece estupenda.
Uno de los problemas de la hostelería española es que no está lista para atender a personas con requerimientos especiales de comida, ya sea por tema de religión, por otro tipo de creencias o por alergias alimenticias. En España tenemos una tradición culinaria fuerte y no parecemos entender que haya gente a la que no le guste el jamón, que no quiera comer ningún producto de origen animal o que su comida tenga que haber sido elaborada según unas normas escritas cientos de años atrás.
En un mundo globalizado, si quieres que vengan turistas e inversores de todo el mundo a hacer negocios, vas a tener que atender a sus necesidades. En Europa y Estados Unidos hay cada vez más vegetarianos, pero es casi imposible encontrar un menú vegetariano en casi todos los restaurantes de España. Ya no hablemos de carne halal o de un menú cashrut. Supongo que por otro lado siempre puede ser un nicho de negocio interesante para hoteles y restaurantes.
Me ha parecido una decisión muy acertada por parte de Renfe ofrecer ese tipo de servicios de modo que puedan atender a una clientela global. Han demostrado ser capaces de atender a una clientela global, aunque sea sólo por el lado del estómago.
Vía | El Mundo
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Imagen | Ricardo Ricote Rodríguez